jueves, 19 de noviembre de 2009

VIERNES 6 DE NOVIEMBRE

Desayuno en una especie de terraza cubierta del hotel con buenas vistas hacia una gran montaña con un valle repleto de olivos. El yogurt griego con cereales se ha convertido en el desayuno habitual, acompañado de bizcocho y otras variedades.

Las ruinas de Delfos nos estaban esperando, eran las primeras que íbamos a ver en Grecia. Estaba expectante de lo que me iba a encontrar, no sabia si me iba a gustar o no ver o intentar ver lo que allí había habido hace cientos y cientos de años. Pero realmente me gusto, era interesante ver esas edificaciones, esos templos que tenían construidos, la historia que en ellos se albergan y los dioses de su mitología que han caminado por allí, daba que pensar. El oráculo, allí estaba dentro del templo de Apolo, ahí le estábamos viendo, por fin estábamos en él. A orillas del monte Parnaso ese monte que tanta historia guarda.





Por el estábamos subiendo en el estábamos, donde los dioses estuvieron y donde se creyó que era el centro del mundo pues fue donde los águilas que soltó Zeus se juntaron. Arriba del monte estaba el estadio, uno de los 3 que vimos en ruinas y al que no pudimos acceder, era muy curioso ver como competían en ese estadio, estábamos viendo historia.





Bajamos el monte y nos dirigimos al museo, el único que vimos durante el viaje, en donde estaba el Auriga que conmemoraba una victoria de carros en los juegos píticos. Tras el museo vimos el templo de Atenea el cual también albergaba otro oráculo, la zona era bastante más pequeña pero también tiene su encanto.





Fin de la visita a Delfos y sus ruinas, en resumen es un lugar bastante enigmático y digno de ver. Me gustó.

De vuelta a la carretera camino del cabo Sunion a ver el templo de Poseidón, que según las habíamos visto en las fotos y habíamos leído era un lugar perfecto para ver el atardecer y hacer unas bonitas fotos. Así que tendríamos que estar allí antes de las 5 de la tarde, una parada rápida para comer a pocos kilómetros de allí donde comimos nuestro segundo gyro y una cerveza griega, muy similar a la española. Llegamos a tiempo para ver el templo tranquilamente y hacer unas fotos y para esperar la puesta del sol, nos echamos un parchís, la gente tampoco entendía muy bien que 4 personas estuvieran sentadas a escasos metros del templo se Poseidón jugando a un juego que no entendían muy bien, no nos dio tiempo a terminarlo porque el sol caía y las fotos nos reclamaban.





Vista la espectacular puesta de sol, vuelta rumbo a Atenas en busca de nuestro siguiente hotel, como también llegamos pronto era día de trotar por última vez. Esta vez las chicas también salieron a trotar 20 minutos para recordar a las piernas que el domingo tenían que correr. Nosotros solo 40 minutos suaves a orillas del mar egeo, unos estiramientos y todo el trabajo previa a la carrera estaba hecho, ya solo nos quedaban los 42.195 metros para completar el sueño. Ducha y de nuevo al coche a la ciudad del Pireo, no me imaginaba que fueran tan grande, tan caótica y tan desorganizada. Vueltas y vueltas para aparcar y para encontrar un buen sitio para cenar. Por suerte lo logramos y probamos el pescadito fresco del Pireo, bastante buena toda la cena incluido el plato de postres que nos pusieron bastante generoso, pero que casi casi nos hicimos con el.





Al terminar la cena paseo por el puerto del Pireo hasta el coche para bajar un poco la cena y aprovechar el buen tiempo que hacia. Y al llegar al coche vuelta al hotel y a dormir que el sábado nos estaba esperando a la vuelta de la esquina.

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