viernes, 27 de noviembre de 2009

Tierras de Ítaca


Cuenta la leyenda, que el palacio, situado junto a la muralla que defendía la ciudad, tenía una puerta abierta sobre el mismo muro defensivo. Por miedo a ser un punto vulnerable en la defensa de la ciudad, se le obligó a tapiar dicha puerta y a que recuperara su aspecto original de muro. Al otro lado del palacio, en el que da al interior de la ciudad, se abrió una ventana, y aún hoy, labrado en la piedra puede leerse la leyenda. "Dónde una puerta se cierra otra se abre".
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En busca de un sueño nos ha acompañado durante más de catorce meses. Encontramos nuestro sueño. Bailamos bajo la lluvia. Hay que pasar página, cerrar una puerta. Ahora bien, otra debe de ser abierta. Creo que necesitamos quedarnos a vivir en las Tierras de Ítaca.
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Un día decidimos soñar. Cogimos nuestras mochilas y nos aventuramos en busca de nuestra Ítaca particular. Alcanzamos el objetivo. Disfrutamos el camino. Lo vivimos juntos. Descubrimos las tierras de Itaca.
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Ahora, ya podemos quedarnos a vivir aquí. Al menos será nuestro pequeño rincón dónde poder encontrarnos y seguir compartiendo sueños e ilusiones en común.
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Después del largo viaje alcanzamos las Tierras de Itaca. Ahora es el momento de quedarnos en ellas.



lunes, 23 de noviembre de 2009

Fecha de caducidad

(El dulce despertar de un sueño)





Quizás no hayamos sido conscientes. O quizás si. Seguramente, desde el mismo momento en que nació la idea en la cabeza de Javi lo sabíamos. El sueño tenía fecha de caducidad. No supimos distinguir la diferencia entre un sueño y una meta. Quizás una meta es un sueño con una fecha concreta para convertirse en realidad. Nosotros preferimos atrevernos a soñar. Un sueño es sólo un sueño.

A lo largo de todos estos meses el blog ha sido mucho más que un diario que ha visto pasar nuestro día a día. En realidad, el blog ha sido nuestro vínculo real con el sueño, con la realidad. Ha sido ese tipo de café o taberna dónde a pesar de vivir alejados hemos podido encontrarnos casi a diario, el sitio de nuestro recreo, nuestro particular lugar de reunión con los amigos.

Y así, “En busca de un sueño”, ha estado viendo pasar más de un año de nuestra vida, con sus miedos, sus ilusiones, sus éxitos y sus alegrías. Con sus sueños. Nos ha visto crecer como personas y consagrarnos como corredores populares, como maratonianos, y ha quedado como testigo de todo lo que hemos disfrutado de cada etapa de un camino apasionante.

Atenas llegó como el mejor escenario posible para nuestro sueño, como la ciudad eterna dónde realidad y sueño se cogieron de la mano para caminar juntos en forma de postal que siempre guardaremos en la mesilla de nuestra cama. Nuestras ilusiones y esfuerzo, junto a vuestros ánimos, hicieron el resto. Hemos disfrutado muchísimo todo el camino. Supimos exprimir al máximo cada instante, cada segundo, y eso es lo que siempre nos quedará.

Ahora es el momento de pasar página, de coger un nuevo tren que nos lleve a otra aventura. De momento no tenemos nada definido. Alcanzamos nuestra Ítaca. Quizás nos quedemos a vivir en sus tierras. Es el momento de disfrutar de todos los logros. Tiempo habrá de volver a mirar hacia delante. Echaremos mucho de menos cada día de estos catorce meses, pero estoy convencido de que nuevas ilusiones nos esperan.

Hasta aquí llega el blog. Al menos en cuanto a mi se refiere. Se que siempre estará aquí y que será la ventana a la que podamos asomar nuestra nostalgia mientras nos recuerda que un día bailamos bajo la lluvia y nos sentimos mucho más vivos de lo que nunca habíamos soñado. Nos recordará lo felices que un día fuimos. Y que lo vivimos juntos.

Una etapa se acaba. Otra debe comenzar. Ahora, de momento, es el tiempo para despedirnos y para seguir disfrutando de todo lo ocurrido. Tiempo habrá para nuevas ilusiones. Una vez más gracias a todos. Javi, sabes que eres un hermano y que siempre un sueño nos mantendrá unidos. Cris, gracias una vez más por todo lo posible e imposible, por cada sonrisa. Mónica, gracias por ser una parte imprescindible de toda esta locura. Muchas gracias familia. Siempre estáis aquí, y ya sabéis lo mucho que os quiero. Pepe, Celina, Manuel, gracias por vuestros ánimos incondicionales y vuestro cariño. Una vez más el blog ha conseguido algo muy importante. Nos ha traido nuevos y buenos amigos. Gracias a todos los que habéis estado al otro lado y habéis seguido nuestro camino. Todos sois ya parte de él.

Encontramos nuestro sueño.

Somos maratonianos.

Ha sido un auténtico placer.

Miguel.

P.D. Únicamente me reservo la invitación de Javi para cerrar el blog con una entrada mía. Gracias una vez más. Quizás sólo sea porque el blog sea capicúa y esto finalice como empezó. Echaré muchísimo de menos todo esto.

Un abrazo muy grande.

DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE (3ª y última parte: Después de la carrera)

Despues de tanto alboroto, tanto jaleo y tanta felicidad nos volvemos al hotel, cruzamos la carrera y animamos a los corredores que estan a punto de llegar, que merito tienen!! Paseando de la mano con Mónica por las calles de Atenas seguimos comentando detalles de nuestras carreras, que alegria ver a las chicas tan contentas y tan ilusionadas por su carrera. Llegamos al hotel y me doy una reconstituyente ducha, que falta hacia despues de tanto esfuerzo y tanta agua y sudor que acumulaba ya nuestro cuerpo.


Ya repuestos y vestidos los 4 con la camiseta de la carrera, vamos a comer que bien nos hace falta y nos lo hemos ganado. Un buen gyro es lo elegido para reponer fuerzas, pero un malentendido con el camarero de la taberna nos crea un pequeño malestar, pero pronto nos olvidamos de ello con una buena comida. Despues de comer continuamos con la visita a Atenas, paseo por Monastraki, Plaka y por Sintagma, nos acercamos a su plaza y nos hacemos unas fotos con los guardianes, al estilo de Londres no se mueven lo mas minimo.








Nos vamos de Sintagma y vamos en metro a ver el templo olimpico de Zeus, que está ya cerrado y lo vemos desde fuera. Paseamos por las calles cercanas y seguimos haciendo compras todo un ritual de los viajeros jeje. Seguimos el paseo por las calles mas centricas de Atenas y buscamos sitio para cenar en un sitio tipico, en Plaka lo encontramos, con el baile tipico griego pero sin romper los platos, una pequeña desilusion. La cena normalita, las hemos tenido mejores aunque el sitio era bastante chulo. Al terminar unas escaleras mas abajo, nos decidimos por fin a probar la bebida tipica de Grecia, el Ouzo, aunque Miguel ya lo "probó" en la carrera. Se sirve con hielo y tiene una gran semejanza con el anis, no está tan bueno de lo esperado pero nos tomamos una botella mientras pasamos un buen rato con el parchís, en el cual Miguel vence su primera partida.


De vuelta al hotel el día de la carrera acaba. Todo ha salido perfecto, no nos podemos quejar de nada. Hemos cumplido un sueño, menudo sueño. Dormimos siendo maratonianos, descansamos orgullosos de nosotros mismos y con la satisfacion de un trabajo bien realizado y de que tanto esfuerzo ha merecido la pena.


Al fin y al cabo todo se resume en esto, simples numeros por los que hemos luchado tanto.

POS. DORSAL NOMBRE
692 4447 CALVO MIGUEL Male - 1979 (<35 Esp)
694 4863 SANTAMARIA JAVIER Male - 1977 (< Esp)

KM 5: 27:28.
KM 10: 53:42.
KM 21,097: 1:51:48.
KM 30: 2:38:25.
KM 42,195: 3:39:51.

DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE (2ª Parte: La carrera. Marathon-Atenas. 42.195 metros)

El comienzo de la carrera es tranquilo, hay alegría en todos los corredores, esto es como una fiesta, saludamos a las cámaras que hay por la línea de salida y esbozamos nuestras primeras sonrisas, antes del primer kilómetro me quito el chubasquero, hay que lucir la camiseta a pesar de la lluvia, Miguel todavía lo aguanta. Mientras empezamos a dar las primeras zancadas vamos sorteando a los corredores que van mas despacio, es lo normal en una carrera con tanta gente, al principio hasta que puedes coger ritmo pasa un tiempo.


Como habíamos dicho y habíamos planeado durante mucho tiempo, la salida es muy tranquila y nos lo tomamos con calma, como nos recomendó Chapi, hacemos el primer kilómetro en 6 minutos, el segundo en 5 y el tercero en 6. Un ritmo tranquilo y llevadero, ya en los 2 siguientes kilómetros nos hacemos con el ritmo deseado, hacemos los kilómetros a 5.25 aproximadamente. Primeros kilómetros y primeros encuentros con la gente que nos apoya desde las cunetas de las carreteras, no es que sean muy animados los aplausos pero se agradece igual y les respondemos con nuestros aplausos y con nuestra manera de decirles gracias en griego, efaristó efaristó, no nos cansamos de repetirlo. Ellos no se cansan de decir Bravo, Bravo. Durante toda la carrera es lo más escuchado por los corredores, y de veras que se agradece.




Nos encontramos por primera vez con un español que nos oye hablar, nos comenta que ya ha corrido otras maratones y que tiene una marca de 3h45m, estamos un ratillo con el y decide irse, nosotros seguimos con lo nuestro y la lluvia con lo suyo, parece ser que no quiere abandonarnos. Rodeamos la tumba del soldado desconocido y nuestro ritmo sigue siendo muy bueno, vamos avanzando posiciones y hasta pasamos a la bicicleta que hacia de guía a los que quieren hacer 4h, eso nos hace sentirnos mas fuertes. Una primera parada técnica de Miguel hace que recorramos apenas un kilómetro en solitario, que aburrimiento no quiero estar solo en la carrera, pronto me coje y todo vuelve a la normalidad.




Llevamos algo más de media hora de carrera y desde la distancia damos ánimos a las chicas, que acaban de comenzar su carrera, es una pena que no podamos estar con ellas, pero desde la distancia estamos con ellas y estamos seguros de que lo van a lograr. Charlamos, reímos, gastamos bromas, lo pasamos bien y seguimos avanzando. Comentamos que hay mucho silencio en la carrera, solo se oye las pisadas de los corredores contra la carretera y su respiración, la gente apenas habla y el público apenas anima, pero para eso estamos nosotros en el asfalto animamos la carrera con nuestra conversación y con los agradecimientos al publico. Nos volvemos a encontrar con el español de antes, bueno más bien nos encuentra él a nosotros porque reconoce a dos voceras hablando en español, le comentamos que a este ritmo ahora mismo haríamos 3h 47m y decide quedarse con nosotros.




Llegamos al kilómetro 10, lo hacemos en 53m 42s, una media aproximada de 5.25 el kilómetro, buen ritmo, buenas sensaciones y la meta un poco mas cerca. Cada 2,5 kilómetros hay un puesto de avituallamiento y nos compenetramos muy bien para beber, hay que hacerlo en todos los puestos aunque no tengamos sed y así lo hacemos, uno coje agua y otro powerade, nos hidratamos por dentro ya que por fuera vamos bastante hidratados, y continuamos con la carrera. Cuando llevamos 1h 11m recibimos la llamada de las chicas, lo han logrado y en un gran tiempo, que orgullosos estamos de vosotras chicas, bravo, nos hace sentirnos mas fuertes y con su mensaje de animo hace que olvidemos la lluvia que nos esta cayendo y la hora que llevamos de carrera. El ritmo sigue siendo muy bueno, unos kilómetros a 5.20 otros a 5.10, y no tenemos ningún síntoma de cansancio o de malestar, todo va sobre ruedas.




Hay subidas y bajadas y curiosamente es en las subidas cuando mas rápido vamos, o por lo menos así nos parece, es en estos momentos de la carrera en los que voy mas alegría en las piernas y Miguel me recuerda que aun queda mucho y que tenemos que aflojar un poquito, así lo hacemos y volvemos a bajar un poquito también por la segunda y ultima parada técnica de Miguel. Nos acercamos al kilómetro 17.5 y le digo a Miguel que voy a comer una barrita para ir llenando el deposito, así que el se encarga de coger el agua. La barrita me sienta muy bien y la digiero con mucha facilidad. En el siguiente avituallamiento es Miguel quien se decide a comer, pero antes y al ver que la lluvia ha cesado hace un par de kilómetros y que el sol esta saliendo tímidamente, decide quitarse el chubasquero, ya vamos los 2 con la camiseta tan contentos. Llegamos al 20 y se toma su gel, también le sienta muy bien y es una gran noticia para los 2.




Llegamos al ecuador de la carrera, primera media en 1h 52m, a 5.20 el kilómetro. Se nota que nos vamos encontrando mejor. A este ritmo ahora haríamos 3h 44m, hemos bajado 3 minutos que en la anterior referencia. Sabemos que a este ritmo vamos muy bien y que así estamos disfrutando de la carrera. Por supuesto seguimos agradeciendo a la gente sus ánimos en la carrera y les saludamos muy contentos, enseñándoles en ocasiones la bandera griega hermanada con la de España que tenemos en nuestras camisetas.




Estamos alegres, felices, contentos, la sonrisa no se nos quita ni un momento de la boca. Llevamos 2 horas de carrera y comentamos que estamos muy bien, nada de cansancio, que parece que solo llevamos 5 minutos corriendo, es una sensación súper buena. Ya todo el tiempo que nos queda será novedoso para nosotros, nunca habíamos corrido más de 2h 15m y pronto superaremos esa marca. Miguel insinúa que al haber salido el sol es posible que se nos sequen las zapatillas y que dejemos de oír el chof-chof constante, pero yo algo más pesimista le comento que no creo que no sea así, finalmente él tiene razón jejeje. Hasta ahora las fuerzas están intactas, pero pronto llegara el temido muro.




Todavía son nuestras piernas las que nos están llevando hacia Atenas. Los kilómetros van cayendo poco a poco con normalidad, en tiempos muy buenos, cada vez mejores y eso nos hace sentirnos más fuertes y con más moral. En estos momentos de la carrera vamos recordando diferentes entrenamientos, diferentes carreras, también nos acordamos de la gente que nos ha apoyado y nos ha ayudado, particularmente me acuerdo de mi camino de entrenamiento a Naturávila, la emoción del momento nos invade temporalmente y Miguel me echa un brazo por encima de los hombros a modo de abrazo. A la altura del kilómetro 27,5 decido que voy a volver a comer otra barrita, con lo bien que me sentó la otra espero que esta surta el mismo efecto. Llega el avituallamiento y como en los anteriores es Miguel quien se encarga de coger el agua. Por suerte la barrita me sienta igual de bien que la otra. Solo han sido 2 barritas y un par de plátanos lo que me ha alimentado en toda la carrera. En el 30 es Miguel quien toma su gel y yo le sirvo de aguador, también le sienta bien y todo sigue sobre ruedas.




Llegamos al “temido” muro y es a partir de ahora cuando nuestras cabezas sean las encargadas de seguir con la carrera. De eso vamos sobrados, siempre había dicho y con certeza, que a moral y a fuerza mental nadie nos iba a ganar, que tendría que ser algo físico lo único que nos derrotara, pero nada podrá con nosotros. A la altura del kilómetro 32 pasamos por debajo de un hinchable publicitario y me dice Miguel “ ¿sabes que es esto no?” ingenuo de mi le dije que sería que faltan 10 kilómetros para la meta, pero me dice “ ¡¡es el muro!! y lo que vamos a hacer con el es patearle y derribarle. Y así fue, es lo que hicimos con el muro. Llegamos a la altura del 34 y ya llevamos 3 horas y desde hace unos 5 kilómetros se me van resintiendo las fuerzas, no me encuentro tan fresco como antes, sin embargo a Miguel le veo estupendamente, va tirando de mi todo el rato dándome ánimos. A veces se me escapa un metrito y le tengo que decir que pare un pelín, va realmente bien y yo no doy para más. Pero lo más curioso es que cada vez estábamos haciendo menos tiempo y por eso a pesar de no poder aguantar el ritmo que me marca Miguel, me siento bien y con fuerzas para seguir.




En una de sus pequeñas “escapadas” le noto como más pensativo y como si estuviera flotando, tanto que se escapa unos 3 metros y al decirle que pare un poquito me comenta que se estaba imaginando la entrada en el estadio y que se estaba emocionando al pensarlo. Ya quedaba muy poquito para que llegara ese momento. Volvemos a hacer cálculos y creemos que, yendo como vamos y viendo que cada vez estamos rebajando el tiempo hasta llegar a los 5 minutos por kilómetros, haríamos 3h 41m-3h 42m.




Después de tanto tiempo corriendo llega un momento en que no sientes las piernas, sabes que están ahí porque las sigues moviendo pero llevan tanto encima que están como dormidas. Vas corriendo por inercia, las piernas se mueven solas parece que no hay conexión entre la cabeza y las piernas, pero forman un tándem perfecto y lo están demostrando sobradamente. Ahora entiendo porque es la cabeza la que te hace recorrer estos kilómetros, porque las piernas es como si no estuvieran en tu cuerpo. Para intentar combatir esta pequeña falta de fuerzas decido tomarme una glucosa, quedan aproximadamente 7 kilómetros y hay que aguantar como sea, y como la glucosa según dice Miguel, me sienta como a Asterix la pócima mágica, espero que me ayude a llegar bien a la meta.




Los tiempos siguen siendo cada vez mejor, ya no sobrepasamos los 5 minutos en ningún kilómetro. Vamos sin frenos hacia Atenas, de echo es en el 36 cuando vemos la primera vez la acrópolis desde la carrera. Ya sabemos que la meta esta cerca, muy cerca. La emoción cada vez es mayor, todo el esfuerzo está surtiendo y lo mejor esta por llegar. Repostamos por penúltima vez en el 37,5 y ya estoy pensando cuando sacar la bandera. En principio mi intención era solo sacarla al llegar al estadio pero me dan ganas de sacarla ya mismo, pero aun es pronto y sigo con ella escondida. Cuando llegamos al 40 ya sentimos que estamos en Atenas, lo tenemos casi hecho. El terreno además es favorable y en breve cumpliremos el sueño de acabar una marathon. En las calles se nota que hay mas ambiente, hay mucha mas gente y animan algo mas. Pero bastante mas animamos nosotros que vamos súper contentos, tanto que al pasar por debajo de un puente tarareamos abrazados el himno de España, como si fuéramos en el kilómetro 2, como si no lleváramos 3h 30m corriendo, como si fuéramos los ganadores de la carrera, pero es que realmente lo somos, somos unos campeones.




Ya en el 41 llega el momento cumbre de la carrera, el que nos hace estallar de alegría y de emoción y creo que el momento que mas recordaremos de la toda la carrera. Viéndonos prácticamente en el estadio, en la meta, me echo la mano atrás y sin que Miguel se de cuenta, saco la bandera de España, la quito los celos de protección que llevaba y le digo “toma agarra de ahí” la sorpresa y alegría es inimaginable. Los primeros metros corriendo con la bandera son de colocación y de adaptarnos a hacerlo bien, pero enseguida lo hacemos y empezamos a disfrutar del momento. Vamos corriendo con una enorme sonrisa, vamos saludando y animando a la gente que esta viendo el final de la carrera, vamos adelantando a corredores que incrédulos ven como un par de españoles llevan una bandera enorme de su nación. En los últimos 500 metros antes del estadio la alegría es inmensa, además favorece que sea bajada hasta la llegada al estadio, hay mucha gente y los gritos y el alboroto que estamos montando hace que nos animen mucho más.




Ya no hay cansancio, ya no hay dolor, ya no hay sufrimiento, ya no nos acordamos si sentimos o no las piernas, solo hay alegría, relajación, satisfacción, entusiasmo y emoción mucha emoción, mas de la imaginada. Ahí estábamos los dos corriendo los últimos metros de la carrera, nos encontrábamos mucho mejor de lo que habíamos soñado jamás, habíamos disfrutado de la carrera como no lo habíamos hecho en ninguna de la anteriores, estábamos a escasos metros de cumplir el sueño, la emoción era inmensa.




Ibamos volando, pero no porque fueramos rápido que si que lo ibamos, sino porque ibamos en una nube. Nos sentiamos heroes, nos sentiamos protagonistas, nos sentiamos totalmente vencedores e invencibles. Era un momento único. Al final de la bajada en la que nos encontrábamos y después de haber sido animados y vitoreados por toda la gente que nos estaba observando y casi por sorpresa nos encontramos con el estadio, el estadio olímpico panatinaiko de Atenas, el mismo al que llegaron tantas leyendas del deporte, el mismo en el que tantos atletas han vistos cumplidos sus sueños, el mismo en el que durante las olimpiadas de Atenas 2004 llegaron los maratonianos olímpicos, a ese mismo estadio estábamos llegando nosotros. Íbamos a afrontar los últimos 195m, esos con los que ya no se corre con las piernas, ni con la cabeza, sino con el corazón y con un amigo-hermano al lado.




La entrada fue especial, inmensa, eufórica, intensa…..indescriptible, al igual que en la bajada anterior notábamos que la gente nos animaba muchísimo, no sabíamos si con todos había sido así, pero nosotros nos sentíamos súper animados por la gente y muy aplaudidos. Nuestra alegría era insuperable, la emoción infinita (las fotos así lo demuestran). Buscamos en las gradas a las chicas y las vemos de pie muy alegres y suponemos que emocionadas también. Nos están grabando y haciendo fotos desde la grada. Mientas nosotros nos disponemos a recorrer los últimos metros de la carrera. Por supuesto nos sentíamos ganadores, daba igual quien o cuantos hubieran entrado en la meta antes que nosotros, nos sentíamos vencedores, habíamos ganado. Durante los últimos metros nos abrazábamos, nos reíamos, nos emocionamos e incluso alguna lágrima cayó al tartán negro de la pista del estadio olímpico.




Cruzamos la meta alzando la bandera y nos abrazamos emocionados y contentos, no era un simple un abrazo, significaba mucho. Significaba el reconocimiento mutuo a todo el esfuerzo que habíamos hecho, a todo el tiempo que habíamos dedicado, a todas las cosas que habíamos sacrificado, a todos los momentos buenos y malos que habíamos pasado entrenando, a todos los preparativos que habíamos hecho…..significaba tantas cosas que era algo mas que un abrazo. Al cruzar la meta y terminar el abrazo, miramos el tiempo que habíamos hecho y nos dimos cuenta de la pedazo de carrera que acabábamos de hacer. Siendo nuestra primera maratón el tiempo era buenísimo, mejor de lo esperado. El simple hecho de terminar ya era un éxito, hacerlo por debajo de 4h todo un logro y hacerlo en 3h 39m 51s es una magnifica marca.




Con la satisfacción del trabajo bien hecho una vez terminada la carrera, seguimos andando por la pista mientras que los voluntarios de la carrera nos iban dando avituallamiento sólido y liquido. Y nos dieron nuestra particular medalla de oro de vencedores, nos sentíamos como vencedores olímpicos en lo alto del podium con la medalla colgada del cuello y hasta con la bandera de España, mas no se podía pedir!! Incluso había fotógrafos de la carrera que quería hacer las instantáneas a los vencedores. Mas adelante nos dieron lo que Miguel denominó el traje de astronauta, una manta térmica que nos vino muy bien para no quedarnos muy fríos después de tanto esfuerzo.




Continuábamos andando por la pista mientras que nos faltaban las chicas, que estaban al otro lado de la pista y que no las veíamos, las necesitábamos, queríamos darlas un beso y un abrazo como nuestra dedicación a ellas. Nos paramos y las vimos a lo lejos, venían hacia nosotros, nos dimos la vuelta y nos encontramos con ellas. El encuentro fue muy emotivo y emocionante, como si hubiéramos estado años sin vernos y como si las echáramos mucho de menos y realmente así era. Las lagrimas y los besos se fundieron en uno solo. Era un momento muy especial, ellas se lo merecían todo. Habían sufrido tanto o más que nosotros durante la carrera y durante la preparación, todo nuestro esfuerzo iba para ellas.












Salimos de estadio para recoger nuestras mochilas y poder cambiarnos, en ningún momento la sonrisa se podía borrar de nuestra cara, era un momento inigualable. Estábamos en el estadio olímpico de Atenas después de correr la maratón original, cuesta creerlo, pero es así.




















Ya con cambiados y con nuestras mochilas, nos volvemos a encontrar con las chicas fuera del estadio y vamos a la grada a ver desde dentro los instantes finales de algunos corredores y a disfrutar del estadio desde las gradas. Nos hacemos unas fotos para inmortalizar el momento y reponemos un poco las fuerzas comiendo algo. Es el momento de comunicar por el móvil a los nuestros que están en España de nuestra hazaña, mientras que descansamos en los asientos de mármol del estadio. Unos minutos allí y al poco nos vamos del estadio que vio como terminábamos nuestra primera maratón, un sitio mágico, una suerte el poder haber estado allí y el poder vivirlo.


DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE (1ª Parte: antes de la carrera)

Son las 5:15 de la mañana, el despertador no ha sonado aún pero yo ya estoy despierto y espabilado, nada cansado y con la sensación de estar bien, sin sueño y sin cansancio. Hace 192 días me levanté a una hora similar para realizar el primer entrenamiento y pensé en este día, ha llegado, he despertado del sueño. Me costó dormirme y me desperté un par de veces durante la noche, pero me siento bien. Siento que va a ser un buen día.



Nervios calmados, muy calmados. Después de unos minutitos en la cama, me levanto y me preparo para salir, antes de irme el ultimo beso, abrazo y animo de Mónica, que desde el primer entrenamiento hasta el día de la carrera ha estado ahí. Nunca lo olvidaré, gracias.



He quedado con Miguel en el hall para desayunar, un par de minutos mas tarde que yo llega, nos damos el primer abrazo del día, sabemos que ha llegado nuestro momento, tanto tiempo hablando sobre esto, sobre todo lo relacionado con ello, tantos preparativos, tanto esfuerzo, por fin. Subimos al restaurante a desayunar, es todavía de noche y las vistas al partenón son imponentes, de noche mucho mas. No somos los únicos en el hotel que vamos a la marathon, hay unos cuantos mas. De repente el viento arrastra una fuerte lluvia, una tormenta. En principio pensamos que será una tormenta pasajera, en un instante las vistas al partenón desaparece, la lluvia cae con fuerza, con mucha fuerza. No nos podemos llegar a creer la mala suerte que tenemos. Esperamos un tiempo a ver si para pero no es así, y tenemos que ir al estadio a coger el autobús que nos lleve hacia Marathon.


Durante el camino ningún taxi nos quiere llevar y la lluvia cae aun si cabe con mas fuerza, llegamos totalmente empapados a pesar del chubasquero y del paraguas. Los pies están encharcados y las zapatillas muy mojadas, no empezaba nada bien el día. Pronto nos subimos a un autobús y empieza el viaje de ida, el de vuelta lo harán nuestras piernas, nuestras cabezas y nuestros corazones.



En el autobús se respira ambiente de carrera, una esencia especial y totalmente novedoso para nosotros. Es un momento único, y que a pesar de la lluvia que no nos abandona ni un solo kilómetro, lo pasamos bien y vamos charlando tranquilamente y gastando nuestras habituales bromas. A pocos kilómetros de llegar nos cruzamos con los participantes en el power walking, desde el autobús les animamos y les retamos a encontrarnos unas horas mas tarde un poco mas avanzada la carrera.



Fin de trayecto, nada mas bajar del autobús nos dan un plástico para resguardarnos un poco mas de la lluvia. El ambiente es sensacional, no sentimos la lluvia sobre nosotros, solo sentimos que estamos en marathon, que nos han dejado a 42 kilometros de Atenas y que tenemos que volver hacia allá sea como sea. Hay mucha gente, mucha multitud y los mas rápidos en llegar tienen los mejores sitios cubiertos para resguardarse de la lluvia y poder cambiarse cómodamente. Avanzamos por la esplanada y vemos la linea de salida, ya la tenemos cerca muy cerca.



Encontramos los vestuarios pero están llenos y nos quedamos en un soportal para poder desayunar y cambiarnos agusto. Solo queda 1 hora y 40 minutos para salir, hay que empezar ya que tenemos que hacer la digestión. Sacamos nuestros tuppers con los cereales y los yogures griegos y empezamos a saborearlos. Curiosamente somos los únicos que estábamos desayunado, creemos que la gente nos miraría raros y pensaría que eramos unos gordos que no íbamos a llegar a la meta, por supuesto nos lo tomamos con mucho humor.


Terminado el desayuno y nos ponemos con los preparativos de la vestimenta, sacamos orgullosos nuestras camisetas con las fotos y las banderas de Grecia y España. Saco de la mochila sin que Miguel se entere la bandera de España y me la coloco dentro de la malla, a la altura de la rabadilla, ya había entrenado algún día con ella y sabia que ahí no me molestaba. Nos untamos bien la vaselina para evitar rozaduras y ampollas, llenamos los bolsillos con las barritas, geles y glucosa que vamos a comer durante el recorrido y guardamos todo en la mochila.



Apenas quedan 45 minutos para salir y tenemos que llevar las mochilas a los puntos de recogida de las mismas, tenemos que atravesar toda la esplanada para llegar hasta allí. Al volver nos paramos en la antorcha que ilumina a todos los atletas y nos hacemos unas fotos al lado de la antorcha olímpica, porque nos sentimos olímpicos, porque vamos a correr una carrera olímpica. Ya solo estamos ataviados con el chubasquero, para quitarnos un poco de la lluvia y del frío antes de la salida. Solo quedan 20 minutos para salir y la lluvia sigue cayendo y el frío le vamos sintiendo en los huesos y en el cuerpo. No hemos calentado nada, era casi imposible ponerse a pensar en calentar, solo una carrerita pero no nos sentíamos estar calientes para empezar a correr, así que por eso dijimos que los primeros kilómetros los haríamos con calma y con tranquilidad, sin dejarnos llevar por la euforia del momento.



A falta de solo 10 minutos para la salida, nos indican que nos vayamos colocando hacia alante. Todo esta preparado, solo queda la recta final. 1o minutos no son nada, hemos esperado durante mas de un año para estar donde estábamos. Charlamos amigablemente de baloncesto, en concreto de juagadores (solozabal, eran un poco antiguos jeje) con 3 griegos antes de salir y en unos minutos dan la salida. Hay mucha gente y tardamos en llegar a la salida, la gente ya va saliendo, la carrera ha empezado. Llegamos a la linea de salida, un ultimo abrazo antes de salir y nos deseamos suerte mutua, con la mirada nos lo decimos todo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

MIERCOLES 11 DE NOVIEMBRE

A las 7 suena el despertador, nuestra última noche en Grecia ha sido tranquila y hemos descansado bien. Un desayuno exclusivo para nosotros nos da las fuerzas necesarias para llegar hasta el aeropuerto en coche, unas 2h y media de viaje y sobre las 10.30 estamos allí. Devolvemos en coche sin ningún contratiempo y nos disponemos a facturas las maletas, todo correcto y a esperar a poder embarcar y montarnos en el primer vuelo dirección a Frankfurt. Mientras lo hacemos vemos por primera vez las fotos de las carreras, todos nos alegramos muchísimo de poder vernos tan bien en las fotos. Es aquí donde hago el primer borrador de todo lo que he escrito, no quiero que se me olvide nada y mis compañeros del viaje me ayudan a concretar en alguna cosa que se me haya podido olvidar.

Sobre las 13.35 despegamos y dejamos de pisar tierras griegas. Nos han tratado muy bien y nunca olvidaremos estos 8 días que hemos pasado aquí. Y lo importante que ha sido nuestra estancia. Nuestra primera Marathon la corrimos en Grecia y llegamos vencedores al estadio olímpico mas bonito del mundo, al mas especial y al mas mítico, ahí estuvimos nosotros. Adiós Grecia, hasta pronto, esperamos volver a verte en cierto tiempo.





Llegada a Frankfurt y espera de unas dos horas en el aeropuerto, podemos intuir que hace frío, mucho frío y nos resguardamos del mismo tomando un cafetito calentito antes de partir. Pronto llega la hora de partir hacia España y un par de horas después sobre las 8 de la tarde aterrizamos en Barajas, el viaje ha sido muy tranquilo y aprovechamos y disfrutamos de nuestros últimos momentos juntos. Estando en el aeropuerto, esperando las maletas, Cristina recibe la triste noticia del fallecimiento de su tío, una pésima noticia para terminar el viaje. Desde estas líneas queremos mandar un fuerte abrazo y nuestro animo a Cristina y a toda su familia.

Mis padres nos esperan para llevarnos de vuelta a Ávila, y durante el viaje les vamos contando las anécdotas y las aventuras de nuestro viaje. Este viaje que ha marcado nuestras vidas para siempre.

Nos fuimos en busca de un sueño y lo encontramos, vaya si lo encontramos. Hemos despertado como nunca lo hubiéramos podido imaginar que lo haríamos.

Solamente un último apunte más para decir Gracias. Por poder cumplir este sueño, por poder hacerlo realidad, por poder completarlo, por lograrlo, porque tanto esfuerzo realmente ha merecido la pena. Por todos los que nos habéis ayudado y apoyado. Y en especial a ti Miguel. Gracias de todo corazón. Por toda la ilusión que has puesto en este proyecto, por todo el esfuerzo, por todo el tiempo que has dedicado, por lo bien que lo hemos pasado, por lo bien que nos has tratado, por la buena carrera que hicimos, por lo grande grande grande que eres, eres enorme, gracias por todo.

Gracias.

MARTES 10 DE NOVIEMBRE

Es el cumpleaños de Cristina, Miguel como siempre tan atento, ha preparado un video sorpresa para la felicitación y nos ha dejado encargado que decoremos el coche, antes de bajar a desayunar lo dejamos todo preparado. El desayuno se nota que es como en familia y la señora nos cuida como si fuéramos sus hijos, muy rico y todos esperando a que las otras personas que estaban desayunando terminaran y Miguel empezaras con sus sorpresas. Cristina no entiende nada y se emociona, como lo hacemos todos, al ver los videos de felicitación y las fotografías de toda su gente, es un momento muy emotivo y muy especial. Desde luego que Miguel una vez más se ha superado. Al llegar al coche Cristina se vuelve a sorprender al ver los banderines de la celebración y el cartelito de feliz cumpleaños.





Mónica y yo contribuimos con la sorpresa de un regalito. Esperemos que haya sido un cumpleaños inolvidable para ella.


Todos contentos con la alegría de la recién treintañera, y a pesar de la lluvia que esta cayendo en Olimpia, nos dirigimos a ver el conjunto histórico que se encuentra a solo unos metros. Muchos autobuses se encuentran el aparcamiento pero al ir acercándonos van abandonando el recinto, así que lo veremos tranquilos sin el agobio de que hubiera tanta gente. Nada más entrar se nota que estamos en lugar histórico, enigmático y con un ambiente muy especial, se respira historia y mitología entre los olivos de las ruinas de Olimpia, ni más ni menos que los primeros juegos olímpicos se disputaban ahí. A pesar de que también se encuentra bastante derruido, en cada ruina se sabe lo que es y lo que significaba para los atletas olímpicos, que convivían en ese recinto durante un mes antes de la competición. Realmente el sitio es especial. Evidentemente lo que mas nos atrae y nos llama la atención es el estadio, pero justo antes de la entrada del estadio hay unas pequeñas bases de columnas que era donde a los tramposos en los juegos olimpicos anteriores se le ponia una estatua con su nombre para que todo el mundo supiera de sus prohibidas artimañas y les humillara y avergonzara su actuacion.


" He aquí los tres tramposos del parchis"



El estadio es lugar donde se lograron tantos y tantos logros donde corrieron y lucharon los atletas, donde sudaron, derramaron lágrimas y brotó sangre de sus heridas de guerra. Nos imagínanos a los atletas realizando sus esfuerzos y a la gente en los graderíos animando alborotados a sus ídolos. Nosotros les imitamos durante unos metros y recorrimos a lo largo el estadio.




Otra vez nos sentimos olímpicos, otra vez nos sentimos atletas y otra vez nos sentimos orgullosos de correr en el estadio histórico de Olimpia, éramos unos privilegiados.

Terminamos de recorrer todo el recinto y volvemos al pueblo a realizar las últimas compras y vuelta al coche, de vuelta a la carretera por la que vinimos ayer y así poder observar los paisajes escarpados de las montañas. Las vistas merecieron la pena y algún pueblo de la zona era realmente bonito. Una parada rápida para comer el último gyro de las vacaciones, que la relación calidad precio fue extraordinaria. Es llamativo que por tan poco dinero se pueda comer tan bien. Seguimos el camino rumbo a Nafplio, ultimo destino de la zona. Y cuando llegamos nos ocurrió algo muy curioso, el hotel estaba cerrado y al principio pensábamos que estaba cerrado. Preguntamos en el bar de al lado y nos dicen que abren a las 6 de la tarde, por casualidad llamamos a un telefonillo del hotel y comunicamos con el propietario del hotel que nos dice que en unos minutos estaría allí para abrirnos, nos pareció raro que un hotel no estuviera 24 horas abierto, pero este hotel como el resto en los que hemos estado, era muy pequeño y familiar. Subsanado el problema del hotel, nos vamos a dar un paseo por el paseo marítimo del pueblo, a lo lejos en medio del agua vemos un castillo y nos sentamos en un café a orillas del paseo para observar tan magnifica vista.





Una ultima partida de parchís, que vuelve a ganar Miguel y se alza campeón del parchís en Grecia. Esto no quedara así, y me tomare mi particular venganza jejeje.





Anochece a nuestras espaldas y el castillo es iluminado, una vista para terminar bastante bonita. Al terminar tan merecido descanso seguimos dando un paseo por el pueblo, que es muy bonito, con unas calles peatonales muy interesantes y cenamos para celebrar el cumpleaños de Cristina que como manda la tradición nos convida. Una improvisada tarta de cumpleaños en el postre (manzana con miel y canela) con las velas indicando el número de años cumplidos pone punto y final a la velada.






Volvemos al hotel y cerramos las maletas que estan llenas de ilusiones, aventuras y sueños. El coche se ha portado como un campeon mas, 2000 kilometros nos ha aguantado y nos ha llevado a cumplir los sueños.




El viaje se ha acabado, pero lo hemos disfrutado al máximo.

LUNES 9 DE NOVIEMBRE

Es el día después de la carrera, supuestamente deberíamos estar con muchas agujetas y muy cansados, pero personalmente me encuentro muy bien sin ninguna molestia y sin ningún problema físico y al encontrarme con Miguel veo que tiene las mismas sensaciones que yo, una gran noticia. Esta vez el desayuno es especial, es en el ático del hotel con las vistas espectaculares de la acrópolis, hay mucha gente en el desayuno y esta vez aprovechamos para desayunar más fuerte, un desayuno mucho más consistente que los anteriores que mirábamos para no pasarnos en demasiado. Salimos a la terraza del hotel echamos un buen vistazo por ultima vez de todas las imágenes que vemos y nos bajamos en busca del coche.

Nada mas cargar las maletas nos acercamos a un kiosco cercano y buscamos ansiosos en los mucho periódicos deportivos que hay alguno que haga alguna referencia a la carrera de ayer, sorprendentemente ninguno de los que hay pone el mas mínimo comentario y en solo en uno de tirada nacional viene un especial con las clasificaciones, le compramos y nos buscamos impacientes, en la primera pagina de la clasificación de la Marathon aparecen nuestros nombres, toda una gran ilusión.

Ahora de vuelta al coche rumbo al canal de corinto a pocos kilómetros de Atenas, pronto llegamos y nos acercamos a verlo, sorprende lo alto y profundo que es. Se ve perfectamente el corte transversal en los lados del canal, este canal se hizo para que los barcos no tuvieran que rodear toda la península del Peloponeso, en apenas 5 minutos se ahorraban días de viaje.




Estando viendo el canal coincidimos con otro grupo de españoles, de Pamplona concretamente, que uno de ellos había corrido también la Marathon, unos minutos de charla con ellos cambiando impresiones de la carrera y de la vida en Grecia y de nuevo al coche esta vez con dirección a Micenas.

Llegamos relativamente pronto y nos disponemos a verlo, antes de entrar ya leemos en las guías que para verlo hay que tener mucha mas imaginación que en las ruinas que anteriormente habíamos visto. Al comienzo de las ruinas, vemos la denominada puerta de los leones, una gigante piedra con 2 leones a los lados esculpidos que da la bienvenida a Micenas.




Mas adelante lo previsto, muchas muchas ruinas que había que imaginarse muy bien para hacerte una idea de lo que allí había. Solo al final de las ruinas se encontraban algo intacto, la escalera escondida que era tan oscura que al no tener luz tuvimos que conformarnos con ver y bajar por ella unos pocos de los 99 escalones que tiene. Dentro de conjunto histórico de Micenas pero unos metros mas abajo, se encuentra una tumba curiosa que es como una bóveda gigante y que tenía una construcción bastante curiosa.

Sin tiempo para mas partimos a Epidauro antes de que se nos eche el tiempo encima y nos cierren. No está muy lejos y pronto estamos allí, se nota que hemos desayunado más fuerte y a pesar de que son las 4 de la tarde no tenemos hambre. En Epidauro la atracción principal es el teatro grandísimo que hay y sorprende lo bien conservado que está.




Como ponía en las guías, el tintineo de una moneda se puede oír desde lo alto en la última fila, así lo comprobamos y tanto el tintineo como una conversación a un tono normal, se escuchan a la perfección a esa distancia, una anécdota muy curiosa. Además del teatro hay mas ruinas pero ninguna llama tanto la atención como el teatro, ni siquiera el estadio que a pesar de están bien conservado no atrae demasiado nuestra atención.




Toca viaje y largo, hasta Olimpia y por carretera a priori no muy buena. Para reponer fuerzas paramos a comer en un pueblecito una especie de gyro pero algo más casero y con un pan totalmente diferente, muy rico y muy agradable el sitio.





Sobre las 17.30h partimos hacia Olimpia y como era de esperar el camino es largo, por carreteras estrechas y subiendo y bajando un par de puertos. Intuimos en la oscura noche, que el lugar por el que estamos pasando tiene que ser bonito, al día siguiente a la vuelta lo comprobaremos. Llegamos sobre las 21.30h y el cansancio se nota en los rostros y en los cuerpos. El pueblo nos decepciona muchísimo, muy turístico y nada de atractivo, esperamos que las ruinas que hemos venido a ver hagan valer la pena tanto viaje. La zona del Peloponeso es menos atractiva que la zona del centro de Grecia. Un corto paseo por el pueblo a la vez que buscamos un sitio para cenar es lo único que hacemos al llegar. La cena normalita en una taberna tranquila y normal y paseo hasta el hotel de la señora de psicosis jeje. A descansar que todos lo necesitamos, los días de ajetreo, la resaca de las carreras y el largo y cansado viaje hacen mella en nosotros que necesitamos reponer fuerzas.

SABADO 7 DE NOVIEMBRE

Es el día previo a la carrera, a pesar de lo que pudiera parecer en ningún momento estábamos nerviosos y siempre nos tomábamos el día con calma y con la mente puesta solo en el día a día, sabiendo que nuestro momento llegara y que tendremos que estar preparados, así que para ello teníamos que mantener la mente ocupada en el viaje y seguir disfrutando.

Empezamos el día como siempre con un desayuno estándar para recargar las pilas y ponemos rumbo al coche que nos va a llevar a Atenas, allí estaremos hasta el lunes. Dada la experiencia de la primera noche nos temíamos lo pero con respecto al caos circulatorio en Atenas y el buscar aparcamiento en las inmediaciones del hotel. Por suerte no había mucho tráfico y llegamos al hotel pronto. Cuando íbamos a dejar el coche en doble fila para bajar las maletas y ponernos luego a buscar un aparcamiento, salía un coche del parking del hotel y allí le pudimos dejar hasta el lunes. Así que todos nuestros temores de la búsqueda de un aparcamiento desaparecieron en escasos minutos. Como llegamos pronto al hotel solo una habitación estaba disponible, pero nos era mas que suficiente, simplemente dejamos las maletas y disfrutamos de las magníficas vistas que tenemos de la acrópolis desde la habitación y nos fuimos para empezar a ver la ciudad de Atenas.

Directos a la acrópolis, es el centro de atención de la ciudad y lugar mas que obligatorio de visitar. Bajamos por el barrio de monastraki y subimos por Plaka para llegar allí. Una vez allí vemos que hay mucha gente y muchos son corredores de la carrera de mañana. Muchas zonas de la acrópolis están en reforma y los andamios y grúas estropean bastante los monumentos, pero aun así el sitio es impresionante y las vistas de la ciudad merecen la pena.





Llama mucho la atención lo desperdigada que esta toda la ciudad en todas las direcciones, una extensión que puede llegar a ser de unos 15-20 kilómetros o mas hacia cada dirección. Desde allí arriba vemos por primera vez el estadio panatinaiko, allí estaremos unas 24 horas mas tarde con la gloria esperándonos para recibirnos.





Tomamos imágenes de todas las panorámicas del majestuoso Partenón y vemos las cariátides en su templo observando sin cansarse nunca de ver como el Partenón las protege.

Cuando nos íbamos ya del recinto del Partenón, se produce la anécdota de la jornada. Unos españoles nos piden que les hagamos una foto y al terminar nos preguntan que si somos de castilla y león porque ellos son del programa de castellano leoneses por el mundo y que están allí grabando. Y la cara de la periodista me suena, la pregunto que si es quien me parece que es y se empiezan a destapar todas las casualidades. Ella trabajo en Ávila mucho tiempo, su novio es de Ávila y al ser periodista y al ser Ávila una ciudad tan pequeña conoce a mi hermano, le llamamos y le comentamos la casualidad de la cual como es normal se sorprende. Al día siguiente han quedado con un barranqueño para grabarle en la carrera de 10 kilómetros, les comentamos que nosotros correremos la Marathon y en principio quedan en llamarnos para grabarnos en la llegada, algo que al final no puede ser. Nos quedamos con las ganas de que nos graben y de poder salir en el programa.

Terminamos de ver el recinto de la acrópolis y vemos de cerca el templo olímpico de Zeus según subimos hacia la plaza sintagma. En las inmediaciones del hotel buscamos un sitio para comer, pasta es lo ideal para la carrera previa y pronto encontramos un sitio en una terraza, hace una temperatura agradable para comer en la terraza. Disfrutamos de la comida tranquilamente y al terminar decidimos ir a la recogida del dorsal al zappeion center.

Empieza a sentirse la carrera, primero son las chicas las que lo recogen al igual que los regalos que nos van dando por los distintos puestos que hay por allí instalados. Llega nuestro turno y los 4 tenemos nuestro dorsal, activan nuestro chip y ya solo falta que lo llevemos a la salida al día siguiente.





Avanzamos por el recinto viendo y parándonos en los stands de las diferentes marcas publicitarias que ahí. Algunos tienen alguna cosilla interesante y hacemos uso de sus instalaciones, algún que otro regalo también va cayendo. Una vez visto el recinto nos vamos al hotel a llevar todas las cosas y por el camino nos encontramos con el barranqueño que van a filmar los de la televisión, resulta que le conozco, que hemos jugado juntos al futbol hace unos años. Esta viviendo en Atenas desde hae un año y va a correr los 10 kilómetros. Otra de las casualidades de la vida, hacia mucho tiempo que no le veía ni sabia de él

Dejamos las pertenencias en el hotel y para descansar de tanto ajetreo decidimos bajar a monastraki a tomar un cafetillo en unas de sus tranquilas terrazas. Terminamos el parchís que habíamos empezado ayer en el templo de Poseidón y esta vez es Cristina quien gana. Pasamos otra tarde agradable entre risas y anécdotas. Es muy habitual en toda Grecia que los cafés sean mas llamativos que los bares, tienen muy bien explotados el tema de las terrazas de los cafés, la gente va allí a pasar más de 2-3 horas a charlar, a jugar o simplemente a pasar el tiempo. Quizás por eso un café es más caro que comer. Como queremos estar pronto en el hotel y acostarnos pronto, decidimos ir a cenar.


Vamos al hard rock que tiene una promoción de pasta, que nos vendrá muy bien a los 4 para la carrera de mañana, así que cena de carbohidratos y al hotel que hay que descansar. Una ducha y un afeitado para estar ya dispuestos para el domingo es lo primero que hago al llegar, después iniciamos los preparativos para que no se olvide nada. Ponemos el dorsal, preparamos la comida, preparamos la ropa y todos los complementos necesarios para mañana. Solo hay que vestirse y coger la mochila, todo esta preparado. Acostados en la cama vemos el derbi madrileño, el atelti vuelve a dar la de arena y al descanso decidido dejar de sufrir a dormir, que ya es hora de descansar, dormir y despertarnos del sueño, que ya si que si se va a hacer realidad. Realmente ahora ha llegado el momento.

VIERNES 6 DE NOVIEMBRE

Desayuno en una especie de terraza cubierta del hotel con buenas vistas hacia una gran montaña con un valle repleto de olivos. El yogurt griego con cereales se ha convertido en el desayuno habitual, acompañado de bizcocho y otras variedades.

Las ruinas de Delfos nos estaban esperando, eran las primeras que íbamos a ver en Grecia. Estaba expectante de lo que me iba a encontrar, no sabia si me iba a gustar o no ver o intentar ver lo que allí había habido hace cientos y cientos de años. Pero realmente me gusto, era interesante ver esas edificaciones, esos templos que tenían construidos, la historia que en ellos se albergan y los dioses de su mitología que han caminado por allí, daba que pensar. El oráculo, allí estaba dentro del templo de Apolo, ahí le estábamos viendo, por fin estábamos en él. A orillas del monte Parnaso ese monte que tanta historia guarda.





Por el estábamos subiendo en el estábamos, donde los dioses estuvieron y donde se creyó que era el centro del mundo pues fue donde los águilas que soltó Zeus se juntaron. Arriba del monte estaba el estadio, uno de los 3 que vimos en ruinas y al que no pudimos acceder, era muy curioso ver como competían en ese estadio, estábamos viendo historia.





Bajamos el monte y nos dirigimos al museo, el único que vimos durante el viaje, en donde estaba el Auriga que conmemoraba una victoria de carros en los juegos píticos. Tras el museo vimos el templo de Atenea el cual también albergaba otro oráculo, la zona era bastante más pequeña pero también tiene su encanto.





Fin de la visita a Delfos y sus ruinas, en resumen es un lugar bastante enigmático y digno de ver. Me gustó.

De vuelta a la carretera camino del cabo Sunion a ver el templo de Poseidón, que según las habíamos visto en las fotos y habíamos leído era un lugar perfecto para ver el atardecer y hacer unas bonitas fotos. Así que tendríamos que estar allí antes de las 5 de la tarde, una parada rápida para comer a pocos kilómetros de allí donde comimos nuestro segundo gyro y una cerveza griega, muy similar a la española. Llegamos a tiempo para ver el templo tranquilamente y hacer unas fotos y para esperar la puesta del sol, nos echamos un parchís, la gente tampoco entendía muy bien que 4 personas estuvieran sentadas a escasos metros del templo se Poseidón jugando a un juego que no entendían muy bien, no nos dio tiempo a terminarlo porque el sol caía y las fotos nos reclamaban.





Vista la espectacular puesta de sol, vuelta rumbo a Atenas en busca de nuestro siguiente hotel, como también llegamos pronto era día de trotar por última vez. Esta vez las chicas también salieron a trotar 20 minutos para recordar a las piernas que el domingo tenían que correr. Nosotros solo 40 minutos suaves a orillas del mar egeo, unos estiramientos y todo el trabajo previa a la carrera estaba hecho, ya solo nos quedaban los 42.195 metros para completar el sueño. Ducha y de nuevo al coche a la ciudad del Pireo, no me imaginaba que fueran tan grande, tan caótica y tan desorganizada. Vueltas y vueltas para aparcar y para encontrar un buen sitio para cenar. Por suerte lo logramos y probamos el pescadito fresco del Pireo, bastante buena toda la cena incluido el plato de postres que nos pusieron bastante generoso, pero que casi casi nos hicimos con el.





Al terminar la cena paseo por el puerto del Pireo hasta el coche para bajar un poco la cena y aprovechar el buen tiempo que hacia. Y al llegar al coche vuelta al hotel y a dormir que el sábado nos estaba esperando a la vuelta de la esquina.

JUEVES 5 DE NOVIEMBRE

Se nota que hemos descansado algo más y mejor que la noche anterior, el hotel y el cansancio acumulado ha hecho posible que así sea. El desayuno en el hotel es más familiar y nos da las fuerzas para seguir, que nos espera otro día largo de visitas y de viaje en coche.

Según nos ha comentado el simpático recepcionista del hotel, los monasterios están cerca aunque nos advierte que son unas 4 horas de visita. Lo iniciamos y pronto nos encontramos con el primero, está realmente alto y hacia allá nos dirigimos. La subida es muy fuerte y dura, al poco estamos arriba y vemos todo lo que hemos subido, las piernas incluso tiritan un poco. Pero las vistas merecen la pena y todo lo que nos queda aun por ver no nos permite descansar mucho mas, Solo unos poco kilómetros mas y otro monasterio nos espera, la subida es menor aunque el monasterio en sí y es mas bonito que el anterior. Las vistas siguen siendo muy bonitas y espectaculares y el cansancio se sigue acumulando en las piernas.



Otro monasterio mas y ya van tres, no nos cansamos de verlos y de contemplar todo lo que nos rodea. En el cuarto y ultimo que vemos, nos centramos un poco más y lo vemos por dentro, curiosamente a las mujeres se las obliga a que se pongan una falda por encima, están realmente sexys con estas faldas jejeje.




Dentro del monasterio se puede ver como viven los mojes, sus instalaciones y demás aposentos, además de esto vemos algún museo y por primera vez nos encontramos con el grupo de italianos que también va a correr la Marathon el domingo.

Es curioso ver como tienen todo eso construido y como se las ingeniaban para subir y bajar todo tipo de material, es bastante peligroso y nada seguro, pero ellos lo tendrán bien estudiado y para ellos seria bastante fiable.

Después de ver los otros dos monasterios y de bajar a un mirador espectacular a hacer las últimas fotos y comprobar el eco que había, nos bajamos en coche a Kalambaka a comer. Otra taberna típica griega es la afortunada y un camarero que hablaba español nos ayuda a pedir platos típicos griegos incluso con sus postres, que a pesar de ser muy dulces están muy ricos y no dejamos nada en los platos.

Esta vez sin mas descanso partimos hacia Delfos, un viaje no muy largo pero por alguna carretera no demasiado buena. Todavía no he hecho mención de la manera que tienen de conducir los griegos, en resumen muy alocados. Adelantan en línea continua, sin importar las curvas, el tráfico o lo que sea y utilizan el arcén como otro carril adicional. Hay que decir que al segundo día ya conducíamos como ellos, mas nos valía si no queríamos que nos dieran las luces o nos dedicaran un bocinazo jeje.

La llegada a Delfos fue tranquila, rápido encontramos el hotel que tenia buena pinta, pequeñito y familiar como la mayoría de los hoteles en los que hemos estado a excepción de los de Atenas. Como era habitual dimos un paseo por el pueblo, hicimos las compras pertinentes y la cena típica, con la tranquilidad que se respiraba por las calles. Casualidades de la vida cuando íbamos a entrar a cenar en una de las tabernas que por allí había salían dos parejas españolas que estaban por allí y uno de ellos conocía a Miguel de la oposición, habían estudiado juntos y a miles de kilómetros allí se encontraban, fue la anécdota del día. Después, la cena, dejo mucho que desear sobre todo para las chicas que les olvidaron servir un plato del menú que además era el peor de los que había, entre risas lo llevábamos mejor. Finalmente paseo hasta al hotel y a descansar.

MIERCOLES 4 DE NOVIEMBRE

A las 8:00 suena el despertador, hemos descansado unas 4 horas, no es mucho pero nos parece suficiente. El hotel no es una maravilla pero nos ha servido para salir del paso. Una ducha y a las 9:00 hemos quedado para desayunar, reponemos fuerzas y nos ponemos rumbo al norte de Grecia, vamos a comenzar a explorar sus ruinas, sus costumbres, su gastronomía y sus gentes.

Dirección termópilas, nos es que hubiera mucho que ver allí pero nos sirve para hacer una primera parada a estirar las piernas, ver la estatua que conmemora a un guerrero por una guerra y para probar una oliva de los campos griegos, os recomiendo que no lo hagáis no está nada buena jeje. Continuamos con el viaje que nos tiene que llevar a pasar la noche en Kastraki, cerca de Meteora.








A mitad de camino, a la hora de comer paramos en Trikala. Probamos el primer gyro, típico de Grecia, y nos llevamos una alegría, está muy bueno, nos ha gustado mucho a todos y además es muy barato, los 4 con refresco incluido y ingredientes extra dentro del gyro a pesar de la incredulidad de la dependienta, nos sale por escasos 15 euros.




Para reposar la comida, damos un paseo por el pueblo que tiene unas terrazas muy bonitas por las calles principales y nos sentamos en una de ellas para tomar un café. Miguel se atreve a pedir el Greek coffe y vemos lo fuerte que sabe, no era falso el mito de que era muy distinto al del café en España. Para saborear bien el café, terminamos el parchís que habíamos iniciado en el aeropuerto de Frankfurt, la emoción en cada tirada se ve reflejada en algún que otro alegrón y alboroto que la gente sentada a nuestro alrededor no entiende muy bien y miran extrañados al juego. Finalmente Mónica se alza vencedora.




Tras este rato tan agradable, continuamos con el viaje, queremos llegar a ver los monasterios de Meteora antes de que anochezca y así lo hacemos, nos quedamos asombrados con la magnitud de las montañas que albergan dichos monasterios, todo un acierto el haber viajado tantos kilómetros para llegar hasta allí. Llegamos al hotel y no tiene ni punto de comparación al de un hotel de ciudad, es pequeño pero muy acogedor y con un toque a hotel rural. Al haber llegado tan pronto sacamos una horita para correr por allí.

Las estrellas del cielo de Meteora, bajo las inmensidades de sus montañas con los monasterios, observan como damos las primeras zancadas por tierras griegas. Charlamos de lo bien que hemos preparado tanto el viaje como la carrera y las sensaciones de esa carrerita son estupendas. Finalmente 55 minutos junto con unos estiramientos nos ha venido muy bien para soltar un poco las piernas. Una buena ducha y nos preparamos para dar un tranquilo paseo por el bonito pueblo, nos sorprende la tranquilidad de las calles pero realmente lo agradecemos, nos hacia falta para relajarnos un poco y desconectar, que diferencia con el caos de las calles de Atenas. Cenamos en una taberna típica griega y nos sigue sorprendiendo su buena gastronomía, nos gusta todo: la ensalada griega con su queso feta, el tradicional svoulaki e incluso su vino de resina. Un paseo hasta el hotel y a descansar que el viaje continúa.

MARTES 3 DE NOVIEMBRE


Día de inicio del viaje, comienza a las 8 de la mañana. Último entrenamiento en España, sólo son 65 minutos, suaves y con la mente puesta en el avión y en el destino. Al terminar, buenos estiramientos y preparación de últimos detalles para ir camino del aeropuerto. A las 12.45 partimos hacia allá, nos esperan unas cuantas horas en el aire para llegar al destino.

A las 14:15 ya estamos en el aeropuerto y a los pocos minutos llegan Miguel y Cristina, también traen las maletas llenas de ilusiones y de sueños por cumplir. Charlamos un ratillo antes de facturar, para empezar a ponernos al día de todos los detalles. La facturación es rápida y pronto estamos comiendo un buen bocata de tumaca, por si acaso echamos de menos las comida española jeje.

La espera es agradable y se nota que tenemos ganas de viajar, un año de espera para este momento. Todo el tiempo que hemos estado soñando este momento, ha llegado.

Embarcamos y pronto estamos volando con destino a Atenas vía Frankfurt, el viaje se pasa rápido y cuando menos nos lo esperamos estamos pisando suelo alemán. Otro par de horas de espera que las amenizamos jugando un parchís muy entretenido, tanto que no nos da tiempo a terminarlo en el aeropuerto. Despegamos de Frankfurt y desde el aire solo se ven luces, la noche se nos ha echado encima. Pasan las horas y desde el avión nos dicen que estamos apunto de aterrizar, todo en hora. Miramos por la ventanilla por si tuviéramos suerte de ver desde 5000 metros la acrópolis de Atenas iluminada, pero no la hay y en minutos estamos en Atenas.

Recogemos el equipaje sin problema y nos espera el coche, unos minutos de papeleo y tomamos los mandos de un coche griego. Gracias al GPS y a las indicaciones de propietario del coche llegamos más o menos bien a Atenas. Pero la búsqueda de la calle es un poco más complicada. Nos cruzamos con militares que llevaban metralletas y granadas. Todo ello visto por la noche y con la tensión del momento y nos hace preguntarnos en donde nos estamos metiendo. Por suerte encontramos la calle del hotel, es un barrio un poco viejo, oscuro y parece hasta peligroso. El siguiente problema, después de dejar el equipaje en las habitaciones del hotel, era buscar un aparcamiento que según nos comentan unos policías a los que preguntamos, a esas horas es algo difícil. Nos ponemos en ello y creemos tener suerte al encontrar uno no muy lejos del hotel, pero al preguntar si estaba bien aparcado nos dicen que no, que es una plaza para residentes y que a las 6:30 habría que moverle, pero hasta las 9:30 no tenemos pensado mover el coche. Por suerte dimos con unos atenienses muy amables que nos encontraron una plaza para aparcar.

Camino de vuelta al hotel, son las 3:00 de la mañana y hay que descansar que el día ha sido muy largo. Estamos en Atenas, estas calles serán testigos de nuestros últimos kilómetros, los kilómetros de nuestro sueño.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Cuaderno de viaje

Soñé que Atenas nos recibía cansados y de madrugada. Que la luz del día trajo una nueva visión, el ruido de la ciudad despierta y el aroma de puestos callejeros. Soñé que atravesábamos el paso de las Termópilas, que Trikala nos daba la bienvenida a Grecia, que zarandeábamos el alfabeto griego y que Meteora nos arrastraba al lugar dónde las montañas desafían las leyes de tiempo y espacio. Soñé que la noche con olor a chimenea nos deparaba uno de los mejores momentos paseando por Kastraki. Que corríamos bajo las estrellas por las carreteras de Meteora.

Soñé que el cielo azul y el paso de unos gatos nos guiaban a través del silencio y el impresionante paisaje entre monasterios hasta perdernos entre iconos bizantinos y un bello horizonte. Soñé que la magia de Delfos nos acurrucaba entre olivos, que el oráculo nos daba su veredicto, que perseguíamos las huellas de Lord Byron y en las costas del Egeo, junto al templo de cabo Sunion, nos quedábamos con el atardecer más bello. Que a orillas del mar corríamos por última vez, o quizás por primera. Que izábamos las velas de nuestro barco en El Pireo, que descubríamos Atenas y jugábamos con mármol hasta dar forma de Partenón a nuestras ilusiones. Soñé que los dorsales llevaban nuestro nombre, que descansábamos con esa mezcla de expectación, nervios e ilusión. Soñé que bailamos bajo la lluvia.

Soñé que todo salió tras el mejor de los guiones, que nos abrazábamos con nuestras chicas, que el estadio olímpico estaba allí de testigo. Soñé con el sabor de unas cervezas con aroma a victoria, con paseos por Plaka y las estrechas calles de Atenas. Soñé con el descanso del guerrero, con la felicidad de estar juntos.

Soñé con un desayuno frente a la Acrópolis, con el corte imposible del estrecho de Corinto, con carreteras dibujadas entre olivos y el sabor de la comida griega y un café con la mejor de las compañías. Soñé, quizás muchos siglos atrás, que visitábamos Micenas y pasábamos por debajo de la puerta de los leones y que el asfalto nos llevaba a Epidauro, al santuario de Asklepion, y que tras montañas, cruzando el Peloponeso, descubríamos Olimpia.

Soñé que celebrábamos el treinta cumpleaños de Cris, que corríamos por el estadio de la antigua Olimpia y que la lluvia purificadora nos volvía a envolver en uno de los lugares más mágicos del mundo. Soñé que nuestro billete de vuelta nos volvía a llevar al otro lado de las montañas, y que junto al mar paseábamos en Naupflio, allí donde el pueblecito nos esperaba para celebrar y seguir riendo.

Soñé con que volvíamos a la ciudad eterna en busca del avión que nos traería de vuelta a casa, con que la semana nos había deparado uno de los mejores viajes. Soñé con el sonido de los dados de un parchís, con libros de historia y postales que se convertían en realidad, con el eco de unas risas y el recuerdo de un coche decorado con banderines. Soñé que después de tantas emociones no quería despertarme.