jueves, 19 de noviembre de 2009

JUEVES 5 DE NOVIEMBRE

Se nota que hemos descansado algo más y mejor que la noche anterior, el hotel y el cansancio acumulado ha hecho posible que así sea. El desayuno en el hotel es más familiar y nos da las fuerzas para seguir, que nos espera otro día largo de visitas y de viaje en coche.

Según nos ha comentado el simpático recepcionista del hotel, los monasterios están cerca aunque nos advierte que son unas 4 horas de visita. Lo iniciamos y pronto nos encontramos con el primero, está realmente alto y hacia allá nos dirigimos. La subida es muy fuerte y dura, al poco estamos arriba y vemos todo lo que hemos subido, las piernas incluso tiritan un poco. Pero las vistas merecen la pena y todo lo que nos queda aun por ver no nos permite descansar mucho mas, Solo unos poco kilómetros mas y otro monasterio nos espera, la subida es menor aunque el monasterio en sí y es mas bonito que el anterior. Las vistas siguen siendo muy bonitas y espectaculares y el cansancio se sigue acumulando en las piernas.



Otro monasterio mas y ya van tres, no nos cansamos de verlos y de contemplar todo lo que nos rodea. En el cuarto y ultimo que vemos, nos centramos un poco más y lo vemos por dentro, curiosamente a las mujeres se las obliga a que se pongan una falda por encima, están realmente sexys con estas faldas jejeje.




Dentro del monasterio se puede ver como viven los mojes, sus instalaciones y demás aposentos, además de esto vemos algún museo y por primera vez nos encontramos con el grupo de italianos que también va a correr la Marathon el domingo.

Es curioso ver como tienen todo eso construido y como se las ingeniaban para subir y bajar todo tipo de material, es bastante peligroso y nada seguro, pero ellos lo tendrán bien estudiado y para ellos seria bastante fiable.

Después de ver los otros dos monasterios y de bajar a un mirador espectacular a hacer las últimas fotos y comprobar el eco que había, nos bajamos en coche a Kalambaka a comer. Otra taberna típica griega es la afortunada y un camarero que hablaba español nos ayuda a pedir platos típicos griegos incluso con sus postres, que a pesar de ser muy dulces están muy ricos y no dejamos nada en los platos.

Esta vez sin mas descanso partimos hacia Delfos, un viaje no muy largo pero por alguna carretera no demasiado buena. Todavía no he hecho mención de la manera que tienen de conducir los griegos, en resumen muy alocados. Adelantan en línea continua, sin importar las curvas, el tráfico o lo que sea y utilizan el arcén como otro carril adicional. Hay que decir que al segundo día ya conducíamos como ellos, mas nos valía si no queríamos que nos dieran las luces o nos dedicaran un bocinazo jeje.

La llegada a Delfos fue tranquila, rápido encontramos el hotel que tenia buena pinta, pequeñito y familiar como la mayoría de los hoteles en los que hemos estado a excepción de los de Atenas. Como era habitual dimos un paseo por el pueblo, hicimos las compras pertinentes y la cena típica, con la tranquilidad que se respiraba por las calles. Casualidades de la vida cuando íbamos a entrar a cenar en una de las tabernas que por allí había salían dos parejas españolas que estaban por allí y uno de ellos conocía a Miguel de la oposición, habían estudiado juntos y a miles de kilómetros allí se encontraban, fue la anécdota del día. Después, la cena, dejo mucho que desear sobre todo para las chicas que les olvidaron servir un plato del menú que además era el peor de los que había, entre risas lo llevábamos mejor. Finalmente paseo hasta al hotel y a descansar.

2 comentarios:

Cristina dijo...

Querido Javier me está encantando leer tu crónica del viaje ya que estoy recordandolo con todos los detalles. Pero curiosamente al leer el día de hoy me he percatado de un pequeño olvido...... pequeño para todos menos para Mónica... o no te acuerdas que te comiste su sabroso croissant....... jaja. Lo siento pero habia que contarlo. Besitos y me encanta tu diario.

Javi dijo...

Jejeje no es del todo cierto, solo me comi solo la mitad y la culpa de todo la tuvo el niño rubio con el nido de pajaro en la cabeza. Pero relamente tuvo su gracia menos para Mónica jejeje.

Gracias Cristi, besos.