viernes, 31 de julio de 2009

Dieciséis


Amanecer junto al Mediterráneo


Madrid. Benidorm. Madrid. Los paisajes van sucediéndose a medida que las semanas y los entrenamientos avanzan. El Retiro, el Parque del Oeste y el Palacio Real, la Casa de Campo, las playas de Benidorm. La semana dieciséis trae la primera acumulación seria de kilómetros. Aproximadamente unos 51. Repartidos en cuatro días. 50 minutos el domingo recién llegados de la boda en La Manga. 63 minutos por el Madrid Real de la Plaza de Oriente y el templo de Debob. 92 minutos cruzando la casa de campo, y unos 60 minutos de trote y estiramientos viendo amanecer junto al Mediterráneo. Las piernas pagan el exceso de ritmo y de kilómetros. El sábado apenas puedo correr. Toca un poquito de descanso. La preocupación lógica por la sobrecarga en el gemelo, pero la alegría de haber corrido muy bien y haber cumplido el planning. Poco a poco vamos entonando el cuerpo. El sol ya luce en la mañana sobre las playas y el mar. El mismo mar Mediterráneo que veremos en Atenas. El mismo mar que bañará nuestra aventura y en el que descansaremos cuando encontremos nuestra isla perdida.

jueves, 30 de julio de 2009

Cien días


Frente a las ruinas del templo de Hera, en la antigua Olimpia, los primeros rayos de sol del día encienden la hoguera de la que saldrá la llama de la antorcha olímpica. Las sacerdotisas de Hestia inician su ritual, y la antorcha llevará el fuego desde la ciudad sagrada al estadio donde se celebrarán las olimpiadas. Así se realiza durante los Juegos Olímpicos de la Edad Moderna. En la antigüedad clásica, en la ciudad de Olimpia, una llama permanecía siempre encendida en el templo de Hestia, reflejo del carácter sagrado del fuego. Al comienzo de los Juegos, un atleta llevaba el fuego mediante una antorcha para encender el altar del sacrificio. El fuego se mantenía entonces encendido durante los Juegos como homenaje a Zeus.

Hoy, bajo sus túnicas blancas las sacerdotisas se han reunido para garantizar la pureza del fuego. La hoguera se ha encendido, y la antorcha comienza su viaje de cien días. Nuestro viaje. Nuestros cien días. El fuego, al igual que Zeus, nos acompañarán en nuestro largo caminar.

Quedan cien días para seguir soñando, para no querer despertarnos. Quedan cien días para perdernos en Grecia, para atrapar amaneceres en Delfos, para correr en Olimpia y luchar en Micenas. Quedan cien días para perseguir a Pericles en Atenas. Aún nos quedan cien días para disfrutar sufriendo, para entrenar, para seguir conociéndonos. Quedan cien días para convertirnos en unos ganadores, para soñar con la victoria cuando pasemos por debajo del túmulo a los soldados atenienses en Marathon. Quedan cien días para emocionarnos en el estadio Panathinaikos. Quedan cien días para disfrutar, para vivir la aventura. Para luchar entre dioses y héroes en la Iliada, para regresar con Ulises a Ática, para viajar con Heródoto o tomarnos un café con Platón y Aristóteles. Quedan cien días para aprender, para viajar, para disfrutar por adelantado de las vacaciones. Quedan cien días para seguir enamorándonos, para sonreír al apagar la luz de la mesilla cada noche a tu lado, para vivir cada instante, cada detalle. Quedan cien días para vivir nuestro sueño, para convertirnos en maratonianos. Quedan cien días durante los cuales la antorcha permanecerá encendida.

Ya sólo quedan cien días.
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Un extraño encanto se desprende de la montaña que, al atardecer, tiene la belleza del otoño. El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron.
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Gaston Rébuffat, montañero y escritor

miércoles, 29 de julio de 2009

Cuestión de ritmo


A partir de unos orígenes aún muy primitivos, la música intenta salir desde una partitura dónde blancas, negras y corcheas se suceden y se enlazan, mientras el saxofón intenta moldear el aire en sonidos. Poco a poco, mis pies y mis dedos intentan aprender el ritmo, intentan acostumbrarse a la sucesión rítmica de las notas. Poco a poco. Desde cero a ritmos muy sencillos, que estamos aprendiendo, y el saxo y yo aún nos estamos conociendo.

Poco después toca dejar descansar al viento (y a los vecinos), y es el momento de ponerse las zapatillas. Aquí, hoy también toca lección de ritmo. Error de principiante. Poco a poco, que aquí también estamos aprendiendo a disfrazarnos de maratonianos, y aunque las presentaciones ya están lo suficientemente hechas, mis piernas y yo aún nos estamos conociendo en esta nueva faceta.

“El ritmo que hay que llevar entrenando es aquel que te permita decir: a este ritmo podría estar toda la eternidad corriendo", Javi dixit. Siempre nos quedará tu cordura y sensatez, amigo. Gracias por tantas lecciones.

Error de principiante. La semana pasada pude correr aproximadamente el planning previsto. Sólo a falta de un día que lo tuve que cambiar por trote muy lento y estiramientos. Las piernas no daban para más, y una semana después uno de mis gemelos sigue sobrecargado. Error de principiante. Quizás la poca cabeza de siempre, quizás esa maldita costumbre de que siempre tengo que estar demostrándome algo más. Total, pude acumular aproximadamente unos 51 kilómetros durante la semana (sólo 3 por debajo del planning), pero con un ritmo de 4´30 km. Resultado, a corto plazo la alegría de estar como una auténtica moto. A largo plazo, esto no vale para nada. Dolor de rodillas, y sobrecarga en el gemelo. Una semanita casi parado. Esto no puede ser.

De repente aparece Javi para recordar cosas básicas. Cuanta razón tienes, como siempre. Ayer primer entrenamiento de la semana 15. 60 minutos aprendiendo ritmo. El gemelo sigue molestando, pero a este ritmo si se puede acumular tanto kilometraje. Seguiré aprendiendo, buscando un ritmo correcto. De momento esta semana no se cuantas salidas voy a poder hacer. Hecho el mal ahora toca enmendarlo. Pero ahora es el momento de corregir las cosas básicas.

Mientras, en el Retiro, el sol de julio comienza a descansar envuelto en un cielo anaranjado. Detrás del estanque, decenas de tambores y timbales llevan al unísono un ritmo desenfrenado. A su música, en corro, baila un montón de gente. Ellos ya encontraron su ritmo. Yo vuelvo a casa buscando aún el mío.

viernes, 24 de julio de 2009

¡¡¡Esas merecidas vacaciones!!!

En apenas unos minutos, por fin tendremos unos días para descansar de la rutina del trabajo, de las llamadas de teléfono, de las quejas de usuarios y auxiliares, de horas y horas delante del ordenador y de muchos momentos de estress y tensión. Pero durante 15 días todo eso se olvidará y daremos paso al descanso, al relax, a la paz y a la tranquilidad. Creo que nos lo hemos merecido. Suances nos espera con su sosiego y su actividad veraniega. Aspiramos a estar en la playa el máximo tiempo posible para descansar y recargar pilas.


Pero de lo que no descansaremos es de nuestros entrenamientos, de esa rutina que tanto nos gusta y de la que también disfrutamos. A falta de la tirada larga de esta semana, hemos completado con éxito notable, estas dos primeras semanas de entrenamiento. Un entrenamiento que he de reconocer que cada vez me gusta mas. Esta semana ha sido completa de madrugón a las 6 de la mañana, pero es que estoy tan agusto corriendo a esas horas, que no lo combaría por nada. Nadie por las calles, pocos coches circulando, la ciudad despertando, el sol amenazando con salir, los girasoles esperando impacientes que les guie durante su recorrido, un silencio misterioso y un soñador corriendo. Leí hace poco en unos consejos de la preparación de la maratón que el ritmo que hay que llevar entrenando es aquel que te permita decir "a este ritmo podria estar toda la eternidad corriendo" y es que ultimamente he encontrado ese ritmo, que me permite disfrutar de la carrera y estar deseando volver a salir al dia siguiente. Es una suerte poder sentir y experimentar esa sensación.


Mi horita de entrenamiento, que ultimamente hago sin música y casi no lo hecho de menos, mis minutos de recuperación, mis estiramientos y estoy como nuevo. Vuelvo a casa con una tremenda alegría y con la satisfacción del trabajo bien realizado. Una buena ducha reparadora, un desayuno completo y nutritivo y el despertar y los buenos días de Mónica recién levantada, me hacen sentirme de una forma indescriptible.


Ya solo nos quedan 106 días, y cuando vuelva habremos bajado la barrera psicológica de los 100, y es que inevitablemente, nos acercamos a la fecha señalada. Más detalles del viaje se van cerrando y la ilusión sigue creciendo a pasos agigantados. Como he dicho una y otra vez, no habrá nada que nos pueda parar, la ilusión es inmensa y abrumadora. Y más aún leyendo a Miguel y sabiendo que él también por suerte está completando afortunadamente sus entrenamientos a pesar de un pequeño susto en sus rodillas. Durante mucho minutos del entrenamiento me acuerdo de ti Miguel y sabes que me gustaría compartir esos momentos contigo, codo con codo y zancada a zancada, echarnos unas risas y hacerlo mas llevadero. Pero me motiva mucho saber que estas completando bien los entrenamientos. Pronto en alguna carrera podremos estar juntos luchando contra los kilómetros y compartiendo segundos de ilusión.


Ahora lo dicho unos días de vacaciones pero seguiremos entrenando para poder estar mas cerca del sueño. Solo pido poder seguir teniendo la fortuna y la salud de continuar con ellos y agradeceros que sigais estando ahí en todos los momentos.


¡Hasta pronto!

Diecisiete

Todo comienza por el principio. Por el primer día.

Diecisiete. Escrito en números romanos, XVII. Anagrama de VIXI, que significa "he vivido", es decir, "estoy muerto", en latín. Por ello, el número 17 es considerado en Italia como el de la mala suerte. Pero no es nuestro caso. En esta ocasión jugamos con la cultura griega, no con la romana. No hay nada de lo que asustarse. Y además el 17, esta vez no podía traernos mejores vibraciones.

Nuestro planning de entrenamientos para la maratón se distribuye a lo largo de diecisiete semanas, y ya toca comenzar. En nuestro caso, el 17 no podía ser un número de mejor suerte. Nos quedamos simplemente con su traducción como “he vivido”, es decir: “¡ahí queda eso!”. Y es que al final la buena y la mala suerte probablemente no existan. Es cada uno el que busca y encuentra una u otra.

Con la esperanza de que cuando lleguen los momentos de dudas, aquellos en los que nos preguntaremos. “¿vamos bien?”, “¿hemos entrenado correctamente?”, pretendo que este diario de entrenamientos deje constancia de todo el camino recorrido y nos de confianza en nuestras posibilidades. Así, semana a semana, iré dejando constancia de nuestra preparación.

Me encanta la sensación de primerizo, de nervios ante el panorama que se nos avecina, de ilusión por comenzar a preparar el camino que nos llevará hacia nuestro sueño, de ganas, de ilusión.

Durante el camino seguro que nos esperan contratiempos, pero también muchas alegrías, y aunque parezca un camino en solitario, se que Javi está viviendo las mismas emociones, los mismos entrenamientos, el mismo plan que yo, y eso hace que aunque no podamos compartir los entrenamientos hombro con hombro, lo sienta cerca y eso mismo hace crecer la ilusión con la que se afronta cada semana de entrenos.

Esta primera semana (la 17 por ir contando hacia atrás) es de toma de contacto. De volver a ponernos las zapatillas y calmar la ansiedad por devorar kilómetros. El primer día en Pajares corro 60 minutos, terminando con mucha fuerza, el segundo cambio correr por una horita de piscina intentando experimentar (de momento no volveré por allí…) y no cargar mucho la rodilla, el tercero toca susto, y molestias en la rodilla que me asustan y por no forzar corro sólo durante 30 minutos. Quizás sólo sea la falta de tono muscular después del pequeño descanso, pero enseguida salta la alarma e inevitablemente a uno le entra el “canguele”. Un día de descanso, y a pesar de las molestias, vuelta a la normalidad. Vuelta a la Casa de Campo, el lugar de los rodajes largos y termino eufórico 80 minutos.

La semana diecisiete está completada. Nada más empezar, los primeros sustillos, pero nada que pueda convertirse en un contratiempo, y al final acaba la semana cumpliendose los planes previstos.

Estoy deseando que vayan pasando los días, que se vaya acercando el momento de la verdad. Pero sin prisa. Que antes toca disfrutar de cada paso en el camino. Poco a poco nos iremos sintiendo maratonianos. El camino ya ha comenzado.

Mientras tanto continuaremos buscando nuestra buena suerte.

lunes, 20 de julio de 2009

Aprendiz de Forrest Gump

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El tiempo, el viaje, se nos escapa persiguiendo ardillas en Central Park, buscando gaviotas en la bahía de New York, atrapando amaneceres y puestas de sol en los mares del Caribe.

Pequeños círculos



Andar en pequeños círculos. Andar, andar, para después de todo, al cabo de mucho tiempo, volver al principio, dónde empezaron tantas cosas. Volver al sitio dónde empezó casi todo. Los primeros paseos en bicicleta, las primeras cabañas. La libertad, las primeras noches, los amigos, la pandilla, las fiestas. El lugar en el que los veranos disfrutaban la infancia y la adolescencia entre pinares y girasoles. Caminar, jugar, ver las estrellas, o simplemente reír. El sitio dónde empezó todo. Dónde descubrimos tantas cosas, incluidos a nosotros mismos. Dónde nos conocimos. Y es que casi todo lo primero pasaba siempre por aquí. El mejor sitio para parrilladas, guitarras en la noche y paseos persiguiendo la luna, protegiéndonos de las lluvias de estrellas. Aquí empezó todo.

Hoy por casualidad, quizás haya sido el destino, vuelvo aquí para empezar de nuevo. Volver. Volver. Volver para andar, correr, volver a sentir la libertad. Descubrir otra vez nuevas experiencias. Empezar el camino de nuevo. Sábado 11 de julio, el primer entrenamiento para la Maratón de Atenas no podía ser en otro sitio que en Pajares. En Pajares de Adaja.

Comienza el verdadero camino a Grecia.

(corriendo entre pinares)


viernes, 17 de julio de 2009

Cuaderno de Viaje. Apuntes.

(New York - República Dominicana, Junio 2009)


Sobre el Atlántico, entre el tedio del viaje y las ganas por llegar, los gatos corretean por los pasillos del avión. Quizás atraidos por la música de Dexter Gordon. Quizás persiguiendo los relatos de Cortázar.

QUIERO VIAJAR
HASTA EL HORIZONTE
PERO SE ESCAPA



DESAYUNO EN TIMES SQUARE

Quizás sólo sea cuestión de intentarlo. Desayunar sobre unas hamacas en la playa de Times Square con nuestros cuerpos secándose bajo los anuncios luminosos y el sonido de un mar de tráfico. Quizás sólo sea cuestión de intentarlo. Vaciar nuestros bolsillos de Mediterráneo para mezclarlo con el Atlántico. Aunque las olas no lleguen hasta aquí. Quizás solo sea cuestión de intentarlo


Lo que amé se perdió junto a las casas
que eran nuevas el verano pasado
y se hundieron con el aire del otoño.
-Yórgos Seféris-




BRYANT PARK

No se descarta que antes de que la noche secuestre los últimos automóviles el carrusel comience a girar. No se descarta que los bancos del parque guarden el secreto de besos furtivos, de sueños e ilusiones nómadas durante el horario de trabajo. No se descarta que encontremos un atardecer para jugar esa partida de ajedrez.

- LA DISTANCIA DEL ABRAZO -

Todo fluye entonces sobre el nivel geográfico de lo pequeño, ejercicio sin límite para llegar hasta aquí: la distancia en pie del abrazo claro.


APUNTES DESDE LO ALTO DEL EMPIRE STATE


Los prismas de cristal, humo y estaño
se otoñan al atardecer y depositan,
sobre la seda fría y violeta del río:
monedas de oro viejo, de inmaterial cobre parpadeante.
La boca de la noche las engulle. Asaeteados
se desangran los edificios
por sus miles de heridas luminosas.
La ciudad, hechizada, se complace
en su imagen refleja, y se sueña a si misma
transfigurada por la noche...

-José Hierro-


Lentamente cae la noche sin estrellas con nosotros en lo alto del Empire State Building. Nueva York juega a dibujar el paisaje en forma de tablero de ajedrez con sus cuadrículas de calles y avenidas. Desde lo más alto de la ciudad, salvo algún claxon desorientado, todo es silencio. El silencio con el que se esconde la materia de los sueños que parece transformarse en enormes rascacielos que desafían gravedad y horizonte e increpan a las estrellas. Porque abajo la ciudad vive sus rutinas, sus ilusiones y sus fracasos. Y desde arriba todo se relativiza. Menos el silencio. Menos la realidad. Menos el maravilloso paisaje que se extiende ante nosotros y la noche que ya nos devora.


Me encanta que Nueva York suene a jazz. Que sigan pasando los taxis amarillos. Me encanta que la ciudad huela a café, a comida en cada esquina. Me encanta compartir esta cookie contigo. Me encanta no cansarme de mirar hacia arriba y cogerte de la mano.

(paseo por Broadway la última tarde)


BLUE NOTE

EN verano sólo la paz. La
literatura es casi un secreto. La
música un bálsamo.
Y luego las olas.

Me aferro a la realidad igual que mi recuerdo busca tu mirada y mi cuerpo tu abrazo cálido junto a la almohada. Igual que la luz apagada ilumina este club me agarro al rápido caminar de los compases y los solos del saxofón y la batería, que se retan, se persiguen, se buscan hasta agarrarse y bailar juntos a ritmo de jazz. Apuro una cerveza y luego una ginebra mientras espero a aplaudir, igual que mis labios esperan el roce con tu rostro. Me aferro a la realidad, al instante, que al igual que esta música se va para no volver.



TOM COLLINS

Llegado este punto ni siquiera alcanzaba a recordar que era lo que hacía allí.
No conseguía recordar a quién perseguía. O que era lo que perseguía.

Tom Collins yacía tumbado en la cama de la habitación en la que se había alojado. El sofocante calor del trópico en verano apretaba afuera. Adentro, el acompasado movimiento de las aspas del viejo ventilador que colgaba en el techo sobre la cama y las líneas rectas de luz sobre la pared que pasaban a través de la persiana a medio bajar.

Hacía calor. Mucho calor. Y la asfixiante humedad de los mares del Caribe. Sin embargo, a pesar de la sensación de vacío, se notaba en calma. Había encontrado el mar. El siempre necesario mar. Ya vería que hacer los días siguientes.

martes, 14 de julio de 2009

Preparando el sueño

Eran las 6 de la mañana del 14 de Julio de 2009, cuando sonaba el despertador. Este día y a esta hora podemos decir que ha empezado la preparación especifica del sueño que queremos cumplir: correr el marathon de Atenas el 8 de Noviembre de 2009. Faltan 116 días para ese evento, o lo que es lo mismo 17 semanas, las semanas que creemos que son necesarias para llegar con unas preparación óptima para cumplir el objetivo.


Durante estas semanas el planning indica que hay que salir 4 veces por semana, entre 4h30mins y 5h30mins a la semana, aproximadamente entre 50 y 65 kms a la semana lo que supone que llegaremos a la cita con al menos 850 kilómetros en nuestras piernas y un máximo de 1100, que equivale a ir desde Pontevedra a Barcelona. Una locura, una autentica locura. Sera grande el esfuerzo que vamos a realizar, pero sabemos que con constancia y con deidicación lo lograremos. Tenemos que dedicar mucho tiempo a este sueño, un sueño que estamos seguros que vamos a cumplir.


Habrá algunas semanas en las que no podremos hacer las 4 salidas programadas, ni realizar el tiempo más o menos establecido, pero serán mínimas esas semanas. Además durante estas semanas tenemos unas cuantas carreras en la preparación lo que hará que puntualmente nos vayamos mentalizando mas aun, y que se nos haga la preparación un poquito menos pesada, porque una carrera no es lo mismo que un entrenamiento y porque la suerte de poder correr con Miguel y compartir un día de carrera junto con Mónica y Cristina es algo insuperable y motivador.


Como decía al principio hoy ha sido el primer día de preparación, con este calor no es posible salir a otras horas y como no me importa mucho madrugar a las 6.15 ya estaba corriendo a 13 grados de temperatura y con el sol amenazando con salir. Las calles estaban desiertas, el ambiente era frío pero agradable para correr, la poca gente que había por la calle miraba incrédula que a esas horas estuviera corriendo pero claro no saben que estoy en la conquista de un sueño. Han sido 50 minutos a ritmo suave, sin forzar demediado, ya que después de la ultima carrera me he tomado unas semanas de merecido descanso necesario para afrontar la "recta final" con el físico al 100%.


Estoy deseando que suene el despertador sobre esta misma hora de hoy, el 8 de Noviembre de 2009, cuando estemos en la habitación del hotel en Atenas y nos dirigamos al estadio Olímpico para coger el autobús que nos diriga a Marathon, lugar de partida. Será entonces cuando despierte del sueño en el que estamos inmersos y nos demos cuenta que es una realidad. Hasta entonces a entrenar, a disfrutar y lo seguiremos contando. Gracias por seguir estando ahí.