Todo comienza por el principio. Por el primer día.
Diecisiete. Escrito en números romanos, XVII. Anagrama de VIXI, que significa "he vivido", es decir, "estoy muerto", en latín. Por ello, el número 17 es considerado en Italia como el de la mala suerte. Pero no es nuestro caso. En esta ocasión jugamos con la cultura griega, no con la romana. No hay nada de lo que asustarse. Y además el 17, esta vez no podía traernos mejores vibraciones.
Nuestro planning de entrenamientos para la maratón se distribuye a lo largo de diecisiete semanas, y ya toca comenzar. En nuestro caso, el 17 no podía ser un número de mejor suerte. Nos quedamos simplemente con su traducción como “he vivido”, es decir: “¡ahí queda eso!”. Y es que al final la buena y la mala suerte probablemente no existan. Es cada uno el que busca y encuentra una u otra.
Con la esperanza de que cuando lleguen los momentos de dudas, aquellos en los que nos preguntaremos. “¿vamos bien?”, “¿hemos entrenado correctamente?”, pretendo que este diario de entrenamientos deje constancia de todo el camino recorrido y nos de confianza en nuestras posibilidades. Así, semana a semana, iré dejando constancia de nuestra preparación.
Me encanta la sensación de primerizo, de nervios ante el panorama que se nos avecina, de ilusión por comenzar a preparar el camino que nos llevará hacia nuestro sueño, de ganas, de ilusión.
Durante el camino seguro que nos esperan contratiempos, pero también muchas alegrías, y aunque parezca un camino en solitario, se que Javi está viviendo las mismas emociones, los mismos entrenamientos, el mismo plan que yo, y eso hace que aunque no podamos compartir los entrenamientos hombro con hombro, lo sienta cerca y eso mismo hace crecer la ilusión con la que se afronta cada semana de entrenos.
Esta primera semana (la 17 por ir contando hacia atrás) es de toma de contacto. De volver a ponernos las zapatillas y calmar la ansiedad por devorar kilómetros. El primer día en Pajares corro 60 minutos, terminando con mucha fuerza, el segundo cambio correr por una horita de piscina intentando experimentar (de momento no volveré por allí…) y no cargar mucho la rodilla, el tercero toca susto, y molestias en la rodilla que me asustan y por no forzar corro sólo durante 30 minutos. Quizás sólo sea la falta de tono muscular después del pequeño descanso, pero enseguida salta la alarma e inevitablemente a uno le entra el “canguele”. Un día de descanso, y a pesar de las molestias, vuelta a la normalidad. Vuelta a la Casa de Campo, el lugar de los rodajes largos y termino eufórico 80 minutos.
La semana diecisiete está completada. Nada más empezar, los primeros sustillos, pero nada que pueda convertirse en un contratiempo, y al final acaba la semana cumpliendose los planes previstos.
Estoy deseando que vayan pasando los días, que se vaya acercando el momento de la verdad. Pero sin prisa. Que antes toca disfrutar de cada paso en el camino. Poco a poco nos iremos sintiendo maratonianos. El camino ya ha comenzado.
Diecisiete. Escrito en números romanos, XVII. Anagrama de VIXI, que significa "he vivido", es decir, "estoy muerto", en latín. Por ello, el número 17 es considerado en Italia como el de la mala suerte. Pero no es nuestro caso. En esta ocasión jugamos con la cultura griega, no con la romana. No hay nada de lo que asustarse. Y además el 17, esta vez no podía traernos mejores vibraciones.
Nuestro planning de entrenamientos para la maratón se distribuye a lo largo de diecisiete semanas, y ya toca comenzar. En nuestro caso, el 17 no podía ser un número de mejor suerte. Nos quedamos simplemente con su traducción como “he vivido”, es decir: “¡ahí queda eso!”. Y es que al final la buena y la mala suerte probablemente no existan. Es cada uno el que busca y encuentra una u otra.
Con la esperanza de que cuando lleguen los momentos de dudas, aquellos en los que nos preguntaremos. “¿vamos bien?”, “¿hemos entrenado correctamente?”, pretendo que este diario de entrenamientos deje constancia de todo el camino recorrido y nos de confianza en nuestras posibilidades. Así, semana a semana, iré dejando constancia de nuestra preparación.
Me encanta la sensación de primerizo, de nervios ante el panorama que se nos avecina, de ilusión por comenzar a preparar el camino que nos llevará hacia nuestro sueño, de ganas, de ilusión.
Durante el camino seguro que nos esperan contratiempos, pero también muchas alegrías, y aunque parezca un camino en solitario, se que Javi está viviendo las mismas emociones, los mismos entrenamientos, el mismo plan que yo, y eso hace que aunque no podamos compartir los entrenamientos hombro con hombro, lo sienta cerca y eso mismo hace crecer la ilusión con la que se afronta cada semana de entrenos.
Esta primera semana (la 17 por ir contando hacia atrás) es de toma de contacto. De volver a ponernos las zapatillas y calmar la ansiedad por devorar kilómetros. El primer día en Pajares corro 60 minutos, terminando con mucha fuerza, el segundo cambio correr por una horita de piscina intentando experimentar (de momento no volveré por allí…) y no cargar mucho la rodilla, el tercero toca susto, y molestias en la rodilla que me asustan y por no forzar corro sólo durante 30 minutos. Quizás sólo sea la falta de tono muscular después del pequeño descanso, pero enseguida salta la alarma e inevitablemente a uno le entra el “canguele”. Un día de descanso, y a pesar de las molestias, vuelta a la normalidad. Vuelta a la Casa de Campo, el lugar de los rodajes largos y termino eufórico 80 minutos.
La semana diecisiete está completada. Nada más empezar, los primeros sustillos, pero nada que pueda convertirse en un contratiempo, y al final acaba la semana cumpliendose los planes previstos.
Estoy deseando que vayan pasando los días, que se vaya acercando el momento de la verdad. Pero sin prisa. Que antes toca disfrutar de cada paso en el camino. Poco a poco nos iremos sintiendo maratonianos. El camino ya ha comenzado.
Mientras tanto continuaremos buscando nuestra buena suerte.
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