jueves, 19 de noviembre de 2009

MARTES 10 DE NOVIEMBRE

Es el cumpleaños de Cristina, Miguel como siempre tan atento, ha preparado un video sorpresa para la felicitación y nos ha dejado encargado que decoremos el coche, antes de bajar a desayunar lo dejamos todo preparado. El desayuno se nota que es como en familia y la señora nos cuida como si fuéramos sus hijos, muy rico y todos esperando a que las otras personas que estaban desayunando terminaran y Miguel empezaras con sus sorpresas. Cristina no entiende nada y se emociona, como lo hacemos todos, al ver los videos de felicitación y las fotografías de toda su gente, es un momento muy emotivo y muy especial. Desde luego que Miguel una vez más se ha superado. Al llegar al coche Cristina se vuelve a sorprender al ver los banderines de la celebración y el cartelito de feliz cumpleaños.





Mónica y yo contribuimos con la sorpresa de un regalito. Esperemos que haya sido un cumpleaños inolvidable para ella.


Todos contentos con la alegría de la recién treintañera, y a pesar de la lluvia que esta cayendo en Olimpia, nos dirigimos a ver el conjunto histórico que se encuentra a solo unos metros. Muchos autobuses se encuentran el aparcamiento pero al ir acercándonos van abandonando el recinto, así que lo veremos tranquilos sin el agobio de que hubiera tanta gente. Nada más entrar se nota que estamos en lugar histórico, enigmático y con un ambiente muy especial, se respira historia y mitología entre los olivos de las ruinas de Olimpia, ni más ni menos que los primeros juegos olímpicos se disputaban ahí. A pesar de que también se encuentra bastante derruido, en cada ruina se sabe lo que es y lo que significaba para los atletas olímpicos, que convivían en ese recinto durante un mes antes de la competición. Realmente el sitio es especial. Evidentemente lo que mas nos atrae y nos llama la atención es el estadio, pero justo antes de la entrada del estadio hay unas pequeñas bases de columnas que era donde a los tramposos en los juegos olimpicos anteriores se le ponia una estatua con su nombre para que todo el mundo supiera de sus prohibidas artimañas y les humillara y avergonzara su actuacion.


" He aquí los tres tramposos del parchis"



El estadio es lugar donde se lograron tantos y tantos logros donde corrieron y lucharon los atletas, donde sudaron, derramaron lágrimas y brotó sangre de sus heridas de guerra. Nos imagínanos a los atletas realizando sus esfuerzos y a la gente en los graderíos animando alborotados a sus ídolos. Nosotros les imitamos durante unos metros y recorrimos a lo largo el estadio.




Otra vez nos sentimos olímpicos, otra vez nos sentimos atletas y otra vez nos sentimos orgullosos de correr en el estadio histórico de Olimpia, éramos unos privilegiados.

Terminamos de recorrer todo el recinto y volvemos al pueblo a realizar las últimas compras y vuelta al coche, de vuelta a la carretera por la que vinimos ayer y así poder observar los paisajes escarpados de las montañas. Las vistas merecieron la pena y algún pueblo de la zona era realmente bonito. Una parada rápida para comer el último gyro de las vacaciones, que la relación calidad precio fue extraordinaria. Es llamativo que por tan poco dinero se pueda comer tan bien. Seguimos el camino rumbo a Nafplio, ultimo destino de la zona. Y cuando llegamos nos ocurrió algo muy curioso, el hotel estaba cerrado y al principio pensábamos que estaba cerrado. Preguntamos en el bar de al lado y nos dicen que abren a las 6 de la tarde, por casualidad llamamos a un telefonillo del hotel y comunicamos con el propietario del hotel que nos dice que en unos minutos estaría allí para abrirnos, nos pareció raro que un hotel no estuviera 24 horas abierto, pero este hotel como el resto en los que hemos estado, era muy pequeño y familiar. Subsanado el problema del hotel, nos vamos a dar un paseo por el paseo marítimo del pueblo, a lo lejos en medio del agua vemos un castillo y nos sentamos en un café a orillas del paseo para observar tan magnifica vista.





Una ultima partida de parchís, que vuelve a ganar Miguel y se alza campeón del parchís en Grecia. Esto no quedara así, y me tomare mi particular venganza jejeje.





Anochece a nuestras espaldas y el castillo es iluminado, una vista para terminar bastante bonita. Al terminar tan merecido descanso seguimos dando un paseo por el pueblo, que es muy bonito, con unas calles peatonales muy interesantes y cenamos para celebrar el cumpleaños de Cristina que como manda la tradición nos convida. Una improvisada tarta de cumpleaños en el postre (manzana con miel y canela) con las velas indicando el número de años cumplidos pone punto y final a la velada.






Volvemos al hotel y cerramos las maletas que estan llenas de ilusiones, aventuras y sueños. El coche se ha portado como un campeon mas, 2000 kilometros nos ha aguantado y nos ha llevado a cumplir los sueños.




El viaje se ha acabado, pero lo hemos disfrutado al máximo.

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