jueves, 19 de noviembre de 2009

LUNES 9 DE NOVIEMBRE

Es el día después de la carrera, supuestamente deberíamos estar con muchas agujetas y muy cansados, pero personalmente me encuentro muy bien sin ninguna molestia y sin ningún problema físico y al encontrarme con Miguel veo que tiene las mismas sensaciones que yo, una gran noticia. Esta vez el desayuno es especial, es en el ático del hotel con las vistas espectaculares de la acrópolis, hay mucha gente en el desayuno y esta vez aprovechamos para desayunar más fuerte, un desayuno mucho más consistente que los anteriores que mirábamos para no pasarnos en demasiado. Salimos a la terraza del hotel echamos un buen vistazo por ultima vez de todas las imágenes que vemos y nos bajamos en busca del coche.

Nada mas cargar las maletas nos acercamos a un kiosco cercano y buscamos ansiosos en los mucho periódicos deportivos que hay alguno que haga alguna referencia a la carrera de ayer, sorprendentemente ninguno de los que hay pone el mas mínimo comentario y en solo en uno de tirada nacional viene un especial con las clasificaciones, le compramos y nos buscamos impacientes, en la primera pagina de la clasificación de la Marathon aparecen nuestros nombres, toda una gran ilusión.

Ahora de vuelta al coche rumbo al canal de corinto a pocos kilómetros de Atenas, pronto llegamos y nos acercamos a verlo, sorprende lo alto y profundo que es. Se ve perfectamente el corte transversal en los lados del canal, este canal se hizo para que los barcos no tuvieran que rodear toda la península del Peloponeso, en apenas 5 minutos se ahorraban días de viaje.




Estando viendo el canal coincidimos con otro grupo de españoles, de Pamplona concretamente, que uno de ellos había corrido también la Marathon, unos minutos de charla con ellos cambiando impresiones de la carrera y de la vida en Grecia y de nuevo al coche esta vez con dirección a Micenas.

Llegamos relativamente pronto y nos disponemos a verlo, antes de entrar ya leemos en las guías que para verlo hay que tener mucha mas imaginación que en las ruinas que anteriormente habíamos visto. Al comienzo de las ruinas, vemos la denominada puerta de los leones, una gigante piedra con 2 leones a los lados esculpidos que da la bienvenida a Micenas.




Mas adelante lo previsto, muchas muchas ruinas que había que imaginarse muy bien para hacerte una idea de lo que allí había. Solo al final de las ruinas se encontraban algo intacto, la escalera escondida que era tan oscura que al no tener luz tuvimos que conformarnos con ver y bajar por ella unos pocos de los 99 escalones que tiene. Dentro de conjunto histórico de Micenas pero unos metros mas abajo, se encuentra una tumba curiosa que es como una bóveda gigante y que tenía una construcción bastante curiosa.

Sin tiempo para mas partimos a Epidauro antes de que se nos eche el tiempo encima y nos cierren. No está muy lejos y pronto estamos allí, se nota que hemos desayunado más fuerte y a pesar de que son las 4 de la tarde no tenemos hambre. En Epidauro la atracción principal es el teatro grandísimo que hay y sorprende lo bien conservado que está.




Como ponía en las guías, el tintineo de una moneda se puede oír desde lo alto en la última fila, así lo comprobamos y tanto el tintineo como una conversación a un tono normal, se escuchan a la perfección a esa distancia, una anécdota muy curiosa. Además del teatro hay mas ruinas pero ninguna llama tanto la atención como el teatro, ni siquiera el estadio que a pesar de están bien conservado no atrae demasiado nuestra atención.




Toca viaje y largo, hasta Olimpia y por carretera a priori no muy buena. Para reponer fuerzas paramos a comer en un pueblecito una especie de gyro pero algo más casero y con un pan totalmente diferente, muy rico y muy agradable el sitio.





Sobre las 17.30h partimos hacia Olimpia y como era de esperar el camino es largo, por carreteras estrechas y subiendo y bajando un par de puertos. Intuimos en la oscura noche, que el lugar por el que estamos pasando tiene que ser bonito, al día siguiente a la vuelta lo comprobaremos. Llegamos sobre las 21.30h y el cansancio se nota en los rostros y en los cuerpos. El pueblo nos decepciona muchísimo, muy turístico y nada de atractivo, esperamos que las ruinas que hemos venido a ver hagan valer la pena tanto viaje. La zona del Peloponeso es menos atractiva que la zona del centro de Grecia. Un corto paseo por el pueblo a la vez que buscamos un sitio para cenar es lo único que hacemos al llegar. La cena normalita en una taberna tranquila y normal y paseo hasta el hotel de la señora de psicosis jeje. A descansar que todos lo necesitamos, los días de ajetreo, la resaca de las carreras y el largo y cansado viaje hacen mella en nosotros que necesitamos reponer fuerzas.

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