viernes, 27 de noviembre de 2009

Tierras de Ítaca


Cuenta la leyenda, que el palacio, situado junto a la muralla que defendía la ciudad, tenía una puerta abierta sobre el mismo muro defensivo. Por miedo a ser un punto vulnerable en la defensa de la ciudad, se le obligó a tapiar dicha puerta y a que recuperara su aspecto original de muro. Al otro lado del palacio, en el que da al interior de la ciudad, se abrió una ventana, y aún hoy, labrado en la piedra puede leerse la leyenda. "Dónde una puerta se cierra otra se abre".
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En busca de un sueño nos ha acompañado durante más de catorce meses. Encontramos nuestro sueño. Bailamos bajo la lluvia. Hay que pasar página, cerrar una puerta. Ahora bien, otra debe de ser abierta. Creo que necesitamos quedarnos a vivir en las Tierras de Ítaca.
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Un día decidimos soñar. Cogimos nuestras mochilas y nos aventuramos en busca de nuestra Ítaca particular. Alcanzamos el objetivo. Disfrutamos el camino. Lo vivimos juntos. Descubrimos las tierras de Itaca.
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Ahora, ya podemos quedarnos a vivir aquí. Al menos será nuestro pequeño rincón dónde poder encontrarnos y seguir compartiendo sueños e ilusiones en común.
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Después del largo viaje alcanzamos las Tierras de Itaca. Ahora es el momento de quedarnos en ellas.



lunes, 23 de noviembre de 2009

Fecha de caducidad

(El dulce despertar de un sueño)





Quizás no hayamos sido conscientes. O quizás si. Seguramente, desde el mismo momento en que nació la idea en la cabeza de Javi lo sabíamos. El sueño tenía fecha de caducidad. No supimos distinguir la diferencia entre un sueño y una meta. Quizás una meta es un sueño con una fecha concreta para convertirse en realidad. Nosotros preferimos atrevernos a soñar. Un sueño es sólo un sueño.

A lo largo de todos estos meses el blog ha sido mucho más que un diario que ha visto pasar nuestro día a día. En realidad, el blog ha sido nuestro vínculo real con el sueño, con la realidad. Ha sido ese tipo de café o taberna dónde a pesar de vivir alejados hemos podido encontrarnos casi a diario, el sitio de nuestro recreo, nuestro particular lugar de reunión con los amigos.

Y así, “En busca de un sueño”, ha estado viendo pasar más de un año de nuestra vida, con sus miedos, sus ilusiones, sus éxitos y sus alegrías. Con sus sueños. Nos ha visto crecer como personas y consagrarnos como corredores populares, como maratonianos, y ha quedado como testigo de todo lo que hemos disfrutado de cada etapa de un camino apasionante.

Atenas llegó como el mejor escenario posible para nuestro sueño, como la ciudad eterna dónde realidad y sueño se cogieron de la mano para caminar juntos en forma de postal que siempre guardaremos en la mesilla de nuestra cama. Nuestras ilusiones y esfuerzo, junto a vuestros ánimos, hicieron el resto. Hemos disfrutado muchísimo todo el camino. Supimos exprimir al máximo cada instante, cada segundo, y eso es lo que siempre nos quedará.

Ahora es el momento de pasar página, de coger un nuevo tren que nos lleve a otra aventura. De momento no tenemos nada definido. Alcanzamos nuestra Ítaca. Quizás nos quedemos a vivir en sus tierras. Es el momento de disfrutar de todos los logros. Tiempo habrá de volver a mirar hacia delante. Echaremos mucho de menos cada día de estos catorce meses, pero estoy convencido de que nuevas ilusiones nos esperan.

Hasta aquí llega el blog. Al menos en cuanto a mi se refiere. Se que siempre estará aquí y que será la ventana a la que podamos asomar nuestra nostalgia mientras nos recuerda que un día bailamos bajo la lluvia y nos sentimos mucho más vivos de lo que nunca habíamos soñado. Nos recordará lo felices que un día fuimos. Y que lo vivimos juntos.

Una etapa se acaba. Otra debe comenzar. Ahora, de momento, es el tiempo para despedirnos y para seguir disfrutando de todo lo ocurrido. Tiempo habrá para nuevas ilusiones. Una vez más gracias a todos. Javi, sabes que eres un hermano y que siempre un sueño nos mantendrá unidos. Cris, gracias una vez más por todo lo posible e imposible, por cada sonrisa. Mónica, gracias por ser una parte imprescindible de toda esta locura. Muchas gracias familia. Siempre estáis aquí, y ya sabéis lo mucho que os quiero. Pepe, Celina, Manuel, gracias por vuestros ánimos incondicionales y vuestro cariño. Una vez más el blog ha conseguido algo muy importante. Nos ha traido nuevos y buenos amigos. Gracias a todos los que habéis estado al otro lado y habéis seguido nuestro camino. Todos sois ya parte de él.

Encontramos nuestro sueño.

Somos maratonianos.

Ha sido un auténtico placer.

Miguel.

P.D. Únicamente me reservo la invitación de Javi para cerrar el blog con una entrada mía. Gracias una vez más. Quizás sólo sea porque el blog sea capicúa y esto finalice como empezó. Echaré muchísimo de menos todo esto.

Un abrazo muy grande.

DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE (3ª y última parte: Después de la carrera)

Despues de tanto alboroto, tanto jaleo y tanta felicidad nos volvemos al hotel, cruzamos la carrera y animamos a los corredores que estan a punto de llegar, que merito tienen!! Paseando de la mano con Mónica por las calles de Atenas seguimos comentando detalles de nuestras carreras, que alegria ver a las chicas tan contentas y tan ilusionadas por su carrera. Llegamos al hotel y me doy una reconstituyente ducha, que falta hacia despues de tanto esfuerzo y tanta agua y sudor que acumulaba ya nuestro cuerpo.


Ya repuestos y vestidos los 4 con la camiseta de la carrera, vamos a comer que bien nos hace falta y nos lo hemos ganado. Un buen gyro es lo elegido para reponer fuerzas, pero un malentendido con el camarero de la taberna nos crea un pequeño malestar, pero pronto nos olvidamos de ello con una buena comida. Despues de comer continuamos con la visita a Atenas, paseo por Monastraki, Plaka y por Sintagma, nos acercamos a su plaza y nos hacemos unas fotos con los guardianes, al estilo de Londres no se mueven lo mas minimo.








Nos vamos de Sintagma y vamos en metro a ver el templo olimpico de Zeus, que está ya cerrado y lo vemos desde fuera. Paseamos por las calles cercanas y seguimos haciendo compras todo un ritual de los viajeros jeje. Seguimos el paseo por las calles mas centricas de Atenas y buscamos sitio para cenar en un sitio tipico, en Plaka lo encontramos, con el baile tipico griego pero sin romper los platos, una pequeña desilusion. La cena normalita, las hemos tenido mejores aunque el sitio era bastante chulo. Al terminar unas escaleras mas abajo, nos decidimos por fin a probar la bebida tipica de Grecia, el Ouzo, aunque Miguel ya lo "probó" en la carrera. Se sirve con hielo y tiene una gran semejanza con el anis, no está tan bueno de lo esperado pero nos tomamos una botella mientras pasamos un buen rato con el parchís, en el cual Miguel vence su primera partida.


De vuelta al hotel el día de la carrera acaba. Todo ha salido perfecto, no nos podemos quejar de nada. Hemos cumplido un sueño, menudo sueño. Dormimos siendo maratonianos, descansamos orgullosos de nosotros mismos y con la satisfacion de un trabajo bien realizado y de que tanto esfuerzo ha merecido la pena.


Al fin y al cabo todo se resume en esto, simples numeros por los que hemos luchado tanto.

POS. DORSAL NOMBRE
692 4447 CALVO MIGUEL Male - 1979 (<35 Esp)
694 4863 SANTAMARIA JAVIER Male - 1977 (< Esp)

KM 5: 27:28.
KM 10: 53:42.
KM 21,097: 1:51:48.
KM 30: 2:38:25.
KM 42,195: 3:39:51.

DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE (2ª Parte: La carrera. Marathon-Atenas. 42.195 metros)

El comienzo de la carrera es tranquilo, hay alegría en todos los corredores, esto es como una fiesta, saludamos a las cámaras que hay por la línea de salida y esbozamos nuestras primeras sonrisas, antes del primer kilómetro me quito el chubasquero, hay que lucir la camiseta a pesar de la lluvia, Miguel todavía lo aguanta. Mientras empezamos a dar las primeras zancadas vamos sorteando a los corredores que van mas despacio, es lo normal en una carrera con tanta gente, al principio hasta que puedes coger ritmo pasa un tiempo.


Como habíamos dicho y habíamos planeado durante mucho tiempo, la salida es muy tranquila y nos lo tomamos con calma, como nos recomendó Chapi, hacemos el primer kilómetro en 6 minutos, el segundo en 5 y el tercero en 6. Un ritmo tranquilo y llevadero, ya en los 2 siguientes kilómetros nos hacemos con el ritmo deseado, hacemos los kilómetros a 5.25 aproximadamente. Primeros kilómetros y primeros encuentros con la gente que nos apoya desde las cunetas de las carreteras, no es que sean muy animados los aplausos pero se agradece igual y les respondemos con nuestros aplausos y con nuestra manera de decirles gracias en griego, efaristó efaristó, no nos cansamos de repetirlo. Ellos no se cansan de decir Bravo, Bravo. Durante toda la carrera es lo más escuchado por los corredores, y de veras que se agradece.




Nos encontramos por primera vez con un español que nos oye hablar, nos comenta que ya ha corrido otras maratones y que tiene una marca de 3h45m, estamos un ratillo con el y decide irse, nosotros seguimos con lo nuestro y la lluvia con lo suyo, parece ser que no quiere abandonarnos. Rodeamos la tumba del soldado desconocido y nuestro ritmo sigue siendo muy bueno, vamos avanzando posiciones y hasta pasamos a la bicicleta que hacia de guía a los que quieren hacer 4h, eso nos hace sentirnos mas fuertes. Una primera parada técnica de Miguel hace que recorramos apenas un kilómetro en solitario, que aburrimiento no quiero estar solo en la carrera, pronto me coje y todo vuelve a la normalidad.




Llevamos algo más de media hora de carrera y desde la distancia damos ánimos a las chicas, que acaban de comenzar su carrera, es una pena que no podamos estar con ellas, pero desde la distancia estamos con ellas y estamos seguros de que lo van a lograr. Charlamos, reímos, gastamos bromas, lo pasamos bien y seguimos avanzando. Comentamos que hay mucho silencio en la carrera, solo se oye las pisadas de los corredores contra la carretera y su respiración, la gente apenas habla y el público apenas anima, pero para eso estamos nosotros en el asfalto animamos la carrera con nuestra conversación y con los agradecimientos al publico. Nos volvemos a encontrar con el español de antes, bueno más bien nos encuentra él a nosotros porque reconoce a dos voceras hablando en español, le comentamos que a este ritmo ahora mismo haríamos 3h 47m y decide quedarse con nosotros.




Llegamos al kilómetro 10, lo hacemos en 53m 42s, una media aproximada de 5.25 el kilómetro, buen ritmo, buenas sensaciones y la meta un poco mas cerca. Cada 2,5 kilómetros hay un puesto de avituallamiento y nos compenetramos muy bien para beber, hay que hacerlo en todos los puestos aunque no tengamos sed y así lo hacemos, uno coje agua y otro powerade, nos hidratamos por dentro ya que por fuera vamos bastante hidratados, y continuamos con la carrera. Cuando llevamos 1h 11m recibimos la llamada de las chicas, lo han logrado y en un gran tiempo, que orgullosos estamos de vosotras chicas, bravo, nos hace sentirnos mas fuertes y con su mensaje de animo hace que olvidemos la lluvia que nos esta cayendo y la hora que llevamos de carrera. El ritmo sigue siendo muy bueno, unos kilómetros a 5.20 otros a 5.10, y no tenemos ningún síntoma de cansancio o de malestar, todo va sobre ruedas.




Hay subidas y bajadas y curiosamente es en las subidas cuando mas rápido vamos, o por lo menos así nos parece, es en estos momentos de la carrera en los que voy mas alegría en las piernas y Miguel me recuerda que aun queda mucho y que tenemos que aflojar un poquito, así lo hacemos y volvemos a bajar un poquito también por la segunda y ultima parada técnica de Miguel. Nos acercamos al kilómetro 17.5 y le digo a Miguel que voy a comer una barrita para ir llenando el deposito, así que el se encarga de coger el agua. La barrita me sienta muy bien y la digiero con mucha facilidad. En el siguiente avituallamiento es Miguel quien se decide a comer, pero antes y al ver que la lluvia ha cesado hace un par de kilómetros y que el sol esta saliendo tímidamente, decide quitarse el chubasquero, ya vamos los 2 con la camiseta tan contentos. Llegamos al 20 y se toma su gel, también le sienta muy bien y es una gran noticia para los 2.




Llegamos al ecuador de la carrera, primera media en 1h 52m, a 5.20 el kilómetro. Se nota que nos vamos encontrando mejor. A este ritmo ahora haríamos 3h 44m, hemos bajado 3 minutos que en la anterior referencia. Sabemos que a este ritmo vamos muy bien y que así estamos disfrutando de la carrera. Por supuesto seguimos agradeciendo a la gente sus ánimos en la carrera y les saludamos muy contentos, enseñándoles en ocasiones la bandera griega hermanada con la de España que tenemos en nuestras camisetas.




Estamos alegres, felices, contentos, la sonrisa no se nos quita ni un momento de la boca. Llevamos 2 horas de carrera y comentamos que estamos muy bien, nada de cansancio, que parece que solo llevamos 5 minutos corriendo, es una sensación súper buena. Ya todo el tiempo que nos queda será novedoso para nosotros, nunca habíamos corrido más de 2h 15m y pronto superaremos esa marca. Miguel insinúa que al haber salido el sol es posible que se nos sequen las zapatillas y que dejemos de oír el chof-chof constante, pero yo algo más pesimista le comento que no creo que no sea así, finalmente él tiene razón jejeje. Hasta ahora las fuerzas están intactas, pero pronto llegara el temido muro.




Todavía son nuestras piernas las que nos están llevando hacia Atenas. Los kilómetros van cayendo poco a poco con normalidad, en tiempos muy buenos, cada vez mejores y eso nos hace sentirnos más fuertes y con más moral. En estos momentos de la carrera vamos recordando diferentes entrenamientos, diferentes carreras, también nos acordamos de la gente que nos ha apoyado y nos ha ayudado, particularmente me acuerdo de mi camino de entrenamiento a Naturávila, la emoción del momento nos invade temporalmente y Miguel me echa un brazo por encima de los hombros a modo de abrazo. A la altura del kilómetro 27,5 decido que voy a volver a comer otra barrita, con lo bien que me sentó la otra espero que esta surta el mismo efecto. Llega el avituallamiento y como en los anteriores es Miguel quien se encarga de coger el agua. Por suerte la barrita me sienta igual de bien que la otra. Solo han sido 2 barritas y un par de plátanos lo que me ha alimentado en toda la carrera. En el 30 es Miguel quien toma su gel y yo le sirvo de aguador, también le sienta bien y todo sigue sobre ruedas.




Llegamos al “temido” muro y es a partir de ahora cuando nuestras cabezas sean las encargadas de seguir con la carrera. De eso vamos sobrados, siempre había dicho y con certeza, que a moral y a fuerza mental nadie nos iba a ganar, que tendría que ser algo físico lo único que nos derrotara, pero nada podrá con nosotros. A la altura del kilómetro 32 pasamos por debajo de un hinchable publicitario y me dice Miguel “ ¿sabes que es esto no?” ingenuo de mi le dije que sería que faltan 10 kilómetros para la meta, pero me dice “ ¡¡es el muro!! y lo que vamos a hacer con el es patearle y derribarle. Y así fue, es lo que hicimos con el muro. Llegamos a la altura del 34 y ya llevamos 3 horas y desde hace unos 5 kilómetros se me van resintiendo las fuerzas, no me encuentro tan fresco como antes, sin embargo a Miguel le veo estupendamente, va tirando de mi todo el rato dándome ánimos. A veces se me escapa un metrito y le tengo que decir que pare un pelín, va realmente bien y yo no doy para más. Pero lo más curioso es que cada vez estábamos haciendo menos tiempo y por eso a pesar de no poder aguantar el ritmo que me marca Miguel, me siento bien y con fuerzas para seguir.




En una de sus pequeñas “escapadas” le noto como más pensativo y como si estuviera flotando, tanto que se escapa unos 3 metros y al decirle que pare un poquito me comenta que se estaba imaginando la entrada en el estadio y que se estaba emocionando al pensarlo. Ya quedaba muy poquito para que llegara ese momento. Volvemos a hacer cálculos y creemos que, yendo como vamos y viendo que cada vez estamos rebajando el tiempo hasta llegar a los 5 minutos por kilómetros, haríamos 3h 41m-3h 42m.




Después de tanto tiempo corriendo llega un momento en que no sientes las piernas, sabes que están ahí porque las sigues moviendo pero llevan tanto encima que están como dormidas. Vas corriendo por inercia, las piernas se mueven solas parece que no hay conexión entre la cabeza y las piernas, pero forman un tándem perfecto y lo están demostrando sobradamente. Ahora entiendo porque es la cabeza la que te hace recorrer estos kilómetros, porque las piernas es como si no estuvieran en tu cuerpo. Para intentar combatir esta pequeña falta de fuerzas decido tomarme una glucosa, quedan aproximadamente 7 kilómetros y hay que aguantar como sea, y como la glucosa según dice Miguel, me sienta como a Asterix la pócima mágica, espero que me ayude a llegar bien a la meta.




Los tiempos siguen siendo cada vez mejor, ya no sobrepasamos los 5 minutos en ningún kilómetro. Vamos sin frenos hacia Atenas, de echo es en el 36 cuando vemos la primera vez la acrópolis desde la carrera. Ya sabemos que la meta esta cerca, muy cerca. La emoción cada vez es mayor, todo el esfuerzo está surtiendo y lo mejor esta por llegar. Repostamos por penúltima vez en el 37,5 y ya estoy pensando cuando sacar la bandera. En principio mi intención era solo sacarla al llegar al estadio pero me dan ganas de sacarla ya mismo, pero aun es pronto y sigo con ella escondida. Cuando llegamos al 40 ya sentimos que estamos en Atenas, lo tenemos casi hecho. El terreno además es favorable y en breve cumpliremos el sueño de acabar una marathon. En las calles se nota que hay mas ambiente, hay mucha mas gente y animan algo mas. Pero bastante mas animamos nosotros que vamos súper contentos, tanto que al pasar por debajo de un puente tarareamos abrazados el himno de España, como si fuéramos en el kilómetro 2, como si no lleváramos 3h 30m corriendo, como si fuéramos los ganadores de la carrera, pero es que realmente lo somos, somos unos campeones.




Ya en el 41 llega el momento cumbre de la carrera, el que nos hace estallar de alegría y de emoción y creo que el momento que mas recordaremos de la toda la carrera. Viéndonos prácticamente en el estadio, en la meta, me echo la mano atrás y sin que Miguel se de cuenta, saco la bandera de España, la quito los celos de protección que llevaba y le digo “toma agarra de ahí” la sorpresa y alegría es inimaginable. Los primeros metros corriendo con la bandera son de colocación y de adaptarnos a hacerlo bien, pero enseguida lo hacemos y empezamos a disfrutar del momento. Vamos corriendo con una enorme sonrisa, vamos saludando y animando a la gente que esta viendo el final de la carrera, vamos adelantando a corredores que incrédulos ven como un par de españoles llevan una bandera enorme de su nación. En los últimos 500 metros antes del estadio la alegría es inmensa, además favorece que sea bajada hasta la llegada al estadio, hay mucha gente y los gritos y el alboroto que estamos montando hace que nos animen mucho más.




Ya no hay cansancio, ya no hay dolor, ya no hay sufrimiento, ya no nos acordamos si sentimos o no las piernas, solo hay alegría, relajación, satisfacción, entusiasmo y emoción mucha emoción, mas de la imaginada. Ahí estábamos los dos corriendo los últimos metros de la carrera, nos encontrábamos mucho mejor de lo que habíamos soñado jamás, habíamos disfrutado de la carrera como no lo habíamos hecho en ninguna de la anteriores, estábamos a escasos metros de cumplir el sueño, la emoción era inmensa.




Ibamos volando, pero no porque fueramos rápido que si que lo ibamos, sino porque ibamos en una nube. Nos sentiamos heroes, nos sentiamos protagonistas, nos sentiamos totalmente vencedores e invencibles. Era un momento único. Al final de la bajada en la que nos encontrábamos y después de haber sido animados y vitoreados por toda la gente que nos estaba observando y casi por sorpresa nos encontramos con el estadio, el estadio olímpico panatinaiko de Atenas, el mismo al que llegaron tantas leyendas del deporte, el mismo en el que tantos atletas han vistos cumplidos sus sueños, el mismo en el que durante las olimpiadas de Atenas 2004 llegaron los maratonianos olímpicos, a ese mismo estadio estábamos llegando nosotros. Íbamos a afrontar los últimos 195m, esos con los que ya no se corre con las piernas, ni con la cabeza, sino con el corazón y con un amigo-hermano al lado.




La entrada fue especial, inmensa, eufórica, intensa…..indescriptible, al igual que en la bajada anterior notábamos que la gente nos animaba muchísimo, no sabíamos si con todos había sido así, pero nosotros nos sentíamos súper animados por la gente y muy aplaudidos. Nuestra alegría era insuperable, la emoción infinita (las fotos así lo demuestran). Buscamos en las gradas a las chicas y las vemos de pie muy alegres y suponemos que emocionadas también. Nos están grabando y haciendo fotos desde la grada. Mientas nosotros nos disponemos a recorrer los últimos metros de la carrera. Por supuesto nos sentíamos ganadores, daba igual quien o cuantos hubieran entrado en la meta antes que nosotros, nos sentíamos vencedores, habíamos ganado. Durante los últimos metros nos abrazábamos, nos reíamos, nos emocionamos e incluso alguna lágrima cayó al tartán negro de la pista del estadio olímpico.




Cruzamos la meta alzando la bandera y nos abrazamos emocionados y contentos, no era un simple un abrazo, significaba mucho. Significaba el reconocimiento mutuo a todo el esfuerzo que habíamos hecho, a todo el tiempo que habíamos dedicado, a todas las cosas que habíamos sacrificado, a todos los momentos buenos y malos que habíamos pasado entrenando, a todos los preparativos que habíamos hecho…..significaba tantas cosas que era algo mas que un abrazo. Al cruzar la meta y terminar el abrazo, miramos el tiempo que habíamos hecho y nos dimos cuenta de la pedazo de carrera que acabábamos de hacer. Siendo nuestra primera maratón el tiempo era buenísimo, mejor de lo esperado. El simple hecho de terminar ya era un éxito, hacerlo por debajo de 4h todo un logro y hacerlo en 3h 39m 51s es una magnifica marca.




Con la satisfacción del trabajo bien hecho una vez terminada la carrera, seguimos andando por la pista mientras que los voluntarios de la carrera nos iban dando avituallamiento sólido y liquido. Y nos dieron nuestra particular medalla de oro de vencedores, nos sentíamos como vencedores olímpicos en lo alto del podium con la medalla colgada del cuello y hasta con la bandera de España, mas no se podía pedir!! Incluso había fotógrafos de la carrera que quería hacer las instantáneas a los vencedores. Mas adelante nos dieron lo que Miguel denominó el traje de astronauta, una manta térmica que nos vino muy bien para no quedarnos muy fríos después de tanto esfuerzo.




Continuábamos andando por la pista mientras que nos faltaban las chicas, que estaban al otro lado de la pista y que no las veíamos, las necesitábamos, queríamos darlas un beso y un abrazo como nuestra dedicación a ellas. Nos paramos y las vimos a lo lejos, venían hacia nosotros, nos dimos la vuelta y nos encontramos con ellas. El encuentro fue muy emotivo y emocionante, como si hubiéramos estado años sin vernos y como si las echáramos mucho de menos y realmente así era. Las lagrimas y los besos se fundieron en uno solo. Era un momento muy especial, ellas se lo merecían todo. Habían sufrido tanto o más que nosotros durante la carrera y durante la preparación, todo nuestro esfuerzo iba para ellas.












Salimos de estadio para recoger nuestras mochilas y poder cambiarnos, en ningún momento la sonrisa se podía borrar de nuestra cara, era un momento inigualable. Estábamos en el estadio olímpico de Atenas después de correr la maratón original, cuesta creerlo, pero es así.




















Ya con cambiados y con nuestras mochilas, nos volvemos a encontrar con las chicas fuera del estadio y vamos a la grada a ver desde dentro los instantes finales de algunos corredores y a disfrutar del estadio desde las gradas. Nos hacemos unas fotos para inmortalizar el momento y reponemos un poco las fuerzas comiendo algo. Es el momento de comunicar por el móvil a los nuestros que están en España de nuestra hazaña, mientras que descansamos en los asientos de mármol del estadio. Unos minutos allí y al poco nos vamos del estadio que vio como terminábamos nuestra primera maratón, un sitio mágico, una suerte el poder haber estado allí y el poder vivirlo.


DOMINGO 8 DE NOVIEMBRE (1ª Parte: antes de la carrera)

Son las 5:15 de la mañana, el despertador no ha sonado aún pero yo ya estoy despierto y espabilado, nada cansado y con la sensación de estar bien, sin sueño y sin cansancio. Hace 192 días me levanté a una hora similar para realizar el primer entrenamiento y pensé en este día, ha llegado, he despertado del sueño. Me costó dormirme y me desperté un par de veces durante la noche, pero me siento bien. Siento que va a ser un buen día.



Nervios calmados, muy calmados. Después de unos minutitos en la cama, me levanto y me preparo para salir, antes de irme el ultimo beso, abrazo y animo de Mónica, que desde el primer entrenamiento hasta el día de la carrera ha estado ahí. Nunca lo olvidaré, gracias.



He quedado con Miguel en el hall para desayunar, un par de minutos mas tarde que yo llega, nos damos el primer abrazo del día, sabemos que ha llegado nuestro momento, tanto tiempo hablando sobre esto, sobre todo lo relacionado con ello, tantos preparativos, tanto esfuerzo, por fin. Subimos al restaurante a desayunar, es todavía de noche y las vistas al partenón son imponentes, de noche mucho mas. No somos los únicos en el hotel que vamos a la marathon, hay unos cuantos mas. De repente el viento arrastra una fuerte lluvia, una tormenta. En principio pensamos que será una tormenta pasajera, en un instante las vistas al partenón desaparece, la lluvia cae con fuerza, con mucha fuerza. No nos podemos llegar a creer la mala suerte que tenemos. Esperamos un tiempo a ver si para pero no es así, y tenemos que ir al estadio a coger el autobús que nos lleve hacia Marathon.


Durante el camino ningún taxi nos quiere llevar y la lluvia cae aun si cabe con mas fuerza, llegamos totalmente empapados a pesar del chubasquero y del paraguas. Los pies están encharcados y las zapatillas muy mojadas, no empezaba nada bien el día. Pronto nos subimos a un autobús y empieza el viaje de ida, el de vuelta lo harán nuestras piernas, nuestras cabezas y nuestros corazones.



En el autobús se respira ambiente de carrera, una esencia especial y totalmente novedoso para nosotros. Es un momento único, y que a pesar de la lluvia que no nos abandona ni un solo kilómetro, lo pasamos bien y vamos charlando tranquilamente y gastando nuestras habituales bromas. A pocos kilómetros de llegar nos cruzamos con los participantes en el power walking, desde el autobús les animamos y les retamos a encontrarnos unas horas mas tarde un poco mas avanzada la carrera.



Fin de trayecto, nada mas bajar del autobús nos dan un plástico para resguardarnos un poco mas de la lluvia. El ambiente es sensacional, no sentimos la lluvia sobre nosotros, solo sentimos que estamos en marathon, que nos han dejado a 42 kilometros de Atenas y que tenemos que volver hacia allá sea como sea. Hay mucha gente, mucha multitud y los mas rápidos en llegar tienen los mejores sitios cubiertos para resguardarse de la lluvia y poder cambiarse cómodamente. Avanzamos por la esplanada y vemos la linea de salida, ya la tenemos cerca muy cerca.



Encontramos los vestuarios pero están llenos y nos quedamos en un soportal para poder desayunar y cambiarnos agusto. Solo queda 1 hora y 40 minutos para salir, hay que empezar ya que tenemos que hacer la digestión. Sacamos nuestros tuppers con los cereales y los yogures griegos y empezamos a saborearlos. Curiosamente somos los únicos que estábamos desayunado, creemos que la gente nos miraría raros y pensaría que eramos unos gordos que no íbamos a llegar a la meta, por supuesto nos lo tomamos con mucho humor.


Terminado el desayuno y nos ponemos con los preparativos de la vestimenta, sacamos orgullosos nuestras camisetas con las fotos y las banderas de Grecia y España. Saco de la mochila sin que Miguel se entere la bandera de España y me la coloco dentro de la malla, a la altura de la rabadilla, ya había entrenado algún día con ella y sabia que ahí no me molestaba. Nos untamos bien la vaselina para evitar rozaduras y ampollas, llenamos los bolsillos con las barritas, geles y glucosa que vamos a comer durante el recorrido y guardamos todo en la mochila.



Apenas quedan 45 minutos para salir y tenemos que llevar las mochilas a los puntos de recogida de las mismas, tenemos que atravesar toda la esplanada para llegar hasta allí. Al volver nos paramos en la antorcha que ilumina a todos los atletas y nos hacemos unas fotos al lado de la antorcha olímpica, porque nos sentimos olímpicos, porque vamos a correr una carrera olímpica. Ya solo estamos ataviados con el chubasquero, para quitarnos un poco de la lluvia y del frío antes de la salida. Solo quedan 20 minutos para salir y la lluvia sigue cayendo y el frío le vamos sintiendo en los huesos y en el cuerpo. No hemos calentado nada, era casi imposible ponerse a pensar en calentar, solo una carrerita pero no nos sentíamos estar calientes para empezar a correr, así que por eso dijimos que los primeros kilómetros los haríamos con calma y con tranquilidad, sin dejarnos llevar por la euforia del momento.



A falta de solo 10 minutos para la salida, nos indican que nos vayamos colocando hacia alante. Todo esta preparado, solo queda la recta final. 1o minutos no son nada, hemos esperado durante mas de un año para estar donde estábamos. Charlamos amigablemente de baloncesto, en concreto de juagadores (solozabal, eran un poco antiguos jeje) con 3 griegos antes de salir y en unos minutos dan la salida. Hay mucha gente y tardamos en llegar a la salida, la gente ya va saliendo, la carrera ha empezado. Llegamos a la linea de salida, un ultimo abrazo antes de salir y nos deseamos suerte mutua, con la mirada nos lo decimos todo.

jueves, 19 de noviembre de 2009

MIERCOLES 11 DE NOVIEMBRE

A las 7 suena el despertador, nuestra última noche en Grecia ha sido tranquila y hemos descansado bien. Un desayuno exclusivo para nosotros nos da las fuerzas necesarias para llegar hasta el aeropuerto en coche, unas 2h y media de viaje y sobre las 10.30 estamos allí. Devolvemos en coche sin ningún contratiempo y nos disponemos a facturas las maletas, todo correcto y a esperar a poder embarcar y montarnos en el primer vuelo dirección a Frankfurt. Mientras lo hacemos vemos por primera vez las fotos de las carreras, todos nos alegramos muchísimo de poder vernos tan bien en las fotos. Es aquí donde hago el primer borrador de todo lo que he escrito, no quiero que se me olvide nada y mis compañeros del viaje me ayudan a concretar en alguna cosa que se me haya podido olvidar.

Sobre las 13.35 despegamos y dejamos de pisar tierras griegas. Nos han tratado muy bien y nunca olvidaremos estos 8 días que hemos pasado aquí. Y lo importante que ha sido nuestra estancia. Nuestra primera Marathon la corrimos en Grecia y llegamos vencedores al estadio olímpico mas bonito del mundo, al mas especial y al mas mítico, ahí estuvimos nosotros. Adiós Grecia, hasta pronto, esperamos volver a verte en cierto tiempo.





Llegada a Frankfurt y espera de unas dos horas en el aeropuerto, podemos intuir que hace frío, mucho frío y nos resguardamos del mismo tomando un cafetito calentito antes de partir. Pronto llega la hora de partir hacia España y un par de horas después sobre las 8 de la tarde aterrizamos en Barajas, el viaje ha sido muy tranquilo y aprovechamos y disfrutamos de nuestros últimos momentos juntos. Estando en el aeropuerto, esperando las maletas, Cristina recibe la triste noticia del fallecimiento de su tío, una pésima noticia para terminar el viaje. Desde estas líneas queremos mandar un fuerte abrazo y nuestro animo a Cristina y a toda su familia.

Mis padres nos esperan para llevarnos de vuelta a Ávila, y durante el viaje les vamos contando las anécdotas y las aventuras de nuestro viaje. Este viaje que ha marcado nuestras vidas para siempre.

Nos fuimos en busca de un sueño y lo encontramos, vaya si lo encontramos. Hemos despertado como nunca lo hubiéramos podido imaginar que lo haríamos.

Solamente un último apunte más para decir Gracias. Por poder cumplir este sueño, por poder hacerlo realidad, por poder completarlo, por lograrlo, porque tanto esfuerzo realmente ha merecido la pena. Por todos los que nos habéis ayudado y apoyado. Y en especial a ti Miguel. Gracias de todo corazón. Por toda la ilusión que has puesto en este proyecto, por todo el esfuerzo, por todo el tiempo que has dedicado, por lo bien que lo hemos pasado, por lo bien que nos has tratado, por la buena carrera que hicimos, por lo grande grande grande que eres, eres enorme, gracias por todo.

Gracias.

MARTES 10 DE NOVIEMBRE

Es el cumpleaños de Cristina, Miguel como siempre tan atento, ha preparado un video sorpresa para la felicitación y nos ha dejado encargado que decoremos el coche, antes de bajar a desayunar lo dejamos todo preparado. El desayuno se nota que es como en familia y la señora nos cuida como si fuéramos sus hijos, muy rico y todos esperando a que las otras personas que estaban desayunando terminaran y Miguel empezaras con sus sorpresas. Cristina no entiende nada y se emociona, como lo hacemos todos, al ver los videos de felicitación y las fotografías de toda su gente, es un momento muy emotivo y muy especial. Desde luego que Miguel una vez más se ha superado. Al llegar al coche Cristina se vuelve a sorprender al ver los banderines de la celebración y el cartelito de feliz cumpleaños.





Mónica y yo contribuimos con la sorpresa de un regalito. Esperemos que haya sido un cumpleaños inolvidable para ella.


Todos contentos con la alegría de la recién treintañera, y a pesar de la lluvia que esta cayendo en Olimpia, nos dirigimos a ver el conjunto histórico que se encuentra a solo unos metros. Muchos autobuses se encuentran el aparcamiento pero al ir acercándonos van abandonando el recinto, así que lo veremos tranquilos sin el agobio de que hubiera tanta gente. Nada más entrar se nota que estamos en lugar histórico, enigmático y con un ambiente muy especial, se respira historia y mitología entre los olivos de las ruinas de Olimpia, ni más ni menos que los primeros juegos olímpicos se disputaban ahí. A pesar de que también se encuentra bastante derruido, en cada ruina se sabe lo que es y lo que significaba para los atletas olímpicos, que convivían en ese recinto durante un mes antes de la competición. Realmente el sitio es especial. Evidentemente lo que mas nos atrae y nos llama la atención es el estadio, pero justo antes de la entrada del estadio hay unas pequeñas bases de columnas que era donde a los tramposos en los juegos olimpicos anteriores se le ponia una estatua con su nombre para que todo el mundo supiera de sus prohibidas artimañas y les humillara y avergonzara su actuacion.


" He aquí los tres tramposos del parchis"



El estadio es lugar donde se lograron tantos y tantos logros donde corrieron y lucharon los atletas, donde sudaron, derramaron lágrimas y brotó sangre de sus heridas de guerra. Nos imagínanos a los atletas realizando sus esfuerzos y a la gente en los graderíos animando alborotados a sus ídolos. Nosotros les imitamos durante unos metros y recorrimos a lo largo el estadio.




Otra vez nos sentimos olímpicos, otra vez nos sentimos atletas y otra vez nos sentimos orgullosos de correr en el estadio histórico de Olimpia, éramos unos privilegiados.

Terminamos de recorrer todo el recinto y volvemos al pueblo a realizar las últimas compras y vuelta al coche, de vuelta a la carretera por la que vinimos ayer y así poder observar los paisajes escarpados de las montañas. Las vistas merecieron la pena y algún pueblo de la zona era realmente bonito. Una parada rápida para comer el último gyro de las vacaciones, que la relación calidad precio fue extraordinaria. Es llamativo que por tan poco dinero se pueda comer tan bien. Seguimos el camino rumbo a Nafplio, ultimo destino de la zona. Y cuando llegamos nos ocurrió algo muy curioso, el hotel estaba cerrado y al principio pensábamos que estaba cerrado. Preguntamos en el bar de al lado y nos dicen que abren a las 6 de la tarde, por casualidad llamamos a un telefonillo del hotel y comunicamos con el propietario del hotel que nos dice que en unos minutos estaría allí para abrirnos, nos pareció raro que un hotel no estuviera 24 horas abierto, pero este hotel como el resto en los que hemos estado, era muy pequeño y familiar. Subsanado el problema del hotel, nos vamos a dar un paseo por el paseo marítimo del pueblo, a lo lejos en medio del agua vemos un castillo y nos sentamos en un café a orillas del paseo para observar tan magnifica vista.





Una ultima partida de parchís, que vuelve a ganar Miguel y se alza campeón del parchís en Grecia. Esto no quedara así, y me tomare mi particular venganza jejeje.





Anochece a nuestras espaldas y el castillo es iluminado, una vista para terminar bastante bonita. Al terminar tan merecido descanso seguimos dando un paseo por el pueblo, que es muy bonito, con unas calles peatonales muy interesantes y cenamos para celebrar el cumpleaños de Cristina que como manda la tradición nos convida. Una improvisada tarta de cumpleaños en el postre (manzana con miel y canela) con las velas indicando el número de años cumplidos pone punto y final a la velada.






Volvemos al hotel y cerramos las maletas que estan llenas de ilusiones, aventuras y sueños. El coche se ha portado como un campeon mas, 2000 kilometros nos ha aguantado y nos ha llevado a cumplir los sueños.




El viaje se ha acabado, pero lo hemos disfrutado al máximo.