Más cerca de Ítaca

No existe algo concreto de lo que huyamos. Ni siquiera es concreto aquello que perseguimos. Nos empeñamos en ir deprisa, lo más rápido posible. Pero nos resistimos a no dejar de disfrutar cada zancada, cada respiración. Nos evadimos. Nos encontramos. Huimos de rutinas y monotonías. Perseguimos sueños imposibles. Buscamos nuestro límite. O encontramos nuestra forma de ser. La mayoría de las veces no hace falta ni buscar razones. No es necesario. ¿Por qué correr? ¿Por qué nos engancha tanto? Seguramente ni siquiera exista un motivo concreto. Seguramente sea imposible explicárselo a alguien que nos toma por locos. Y razones no le faltan. Vivas los locos. Siempre me han encantado los anuncios de zapatillas o de atletismo que se ven en las revistas. Una imagen de un corredor junto al mar, o atravesando un bosque, o cruzando un desierto solitario, y siempre algún eslogan. Impossible is nothing. No es una montaña, es un paseo. Elige tu fuerza de energía. Just do it. Eres el dueño de tu destino.

Este fin de semana comenzamos nuestro mes más apasionante. Dos medias y una maratón que nos llevarán dónde duermen nuestras ilusiones, más alto que el Olimpo, muy cerca de Ítaca. Además lo haremos como nos gusta hacerlo. Juntos. 2+2 siempre tendiendo a infinito. Porque 1 es igual a 4. Eso le da sentido. Gracias por apoyarnos y aguantarnos siempre. Pararemos a orillas del Tajo. Primera estación del último mes en Talavera de la Reina. Antes, mapas de carreteras, equipaciones nuevas y tarde de museos.

Seguramente corremos igual que vivimos. Corremos igual que reímos, que bailamos, que amamos. Seguramente sólo corremos por demostrarnos que estamos vivos. Que podemos atrapar nuestros sueños. Aunque estos sólo tengan forma de reto personal o aventura sin sentido. Don Quijote intentaba derribar molinos. Nosotros nos empeñamos en perseguir atardeceres, en construir barquitos de papel y atrapar sueños imposibles. Cada día estamos un poco más cerca de Ítaca.