jueves, 2 de abril de 2009

Historias del Viejo Madrid (y VI)


Estanque Parque del Buen Retiro


En pleno centro de Madrid, junto a la Puerta de Alcalá, está el auténtico pulmón verde de la capital. El sitio de recreo de cientos de madrileños. El mejor lugar para respirar aire puro, para pasear, practicar deporte, leer bajo la sombra de un árbol, ir a un espectáculo de guiñol, escuchar música en vivo o simplemente relajarse. Nuestro Central Park particular.

Las grandes avenidas que lo rodean rugen repletas de coches, con sus claxon y sus motores. Adentro, resguardado por los árboles y el agua del estanque, todo cambia. El pulso se siente más relajado. Los pasos se suceden más despreocupados, y el ritmo de la vida se percibe de otra forma. Porque entre sus paseos parecen desaparecer las prisas y los agobios.

El domingo, el Retiro, lejos de ser un lugar demasiado tranquilo va a ser toda una fiesta. A las nueve y media de la mañana, quince mil corredores populares se reunirán en sus paseos para tomar la salida. Veintiún kilómetros después allí estará la fiesta de la meta que acogerá a los quince mil atletas y los cinco mil acompañantes que se esperan.

Desde el kilómetro 16 bajaremos por la Avenida Menéndez Pelayo bordeando el parque. Por Mariano de Cavia bordearemos su lado sur. Y en el 19, por la puerta del Ángel Caído, muy cerca del Paseo del Prado, entraremos a los jardines para correr los dos kilómetros finales. Para entonces el cansancio de tantas zancadas nos acechará. Pero ahí vendrá lo más bonito de toda la carrera. El ánimo de la gente que se agolpará animando. La satisfacción de sentirnos ganadores. Y el huequito para disfrutar y sentir la piel de gallina porque cruzamos la meta.

Sensaciones que se vivirán el Domingo. Sensaciones en el Retiro donde nos estarán esperando nuestras guapas chicas. Sensaciones que podremos vivir en el mejor lugar posible para situar la meta de una carrera tan populosa.

La noche de San Juan del año 1631, el Buen Retiro fue inaugurado entre grandes celebraciones. El Conde Duque de Olivares, ministro privado de Felipe IV, había decidido fundar un lugar de recreo para los soberanos en el lugar donde se levantaba el Monasterio de San Jerónimo el Real rodeado de pequeños bosques y tierras de labor. Y esa mágica noche de San Juan (cual si no) se inauguró el complejo de recreo constituido por jardines, remozadas ermitas y el estanque que hoy se conserva.

Hasta ese año de 1631, junto al Monasterio los reyes tenían un cuarto donde solían a retirarse para guardar luto, preparar entradas solemnes en la corte o pasar los momentos previos a los juramentos que recibían los príncipes. Es precisamente este retiro de los reyes lo que le ha dado nombre al parque.

Tras su inauguración se fue levantando en el Buen Retiro un palacio real de recreo, y poco a poco la Corona fue adquiriendo nuevas parcelas para incorporarlas al Real Sitio. El resultado fue un extenso palacio rodeado por jardines con estanques, lagos, canales, casa de fieras, y un coliseo que hacía las delicias de la monarquía. En el siglo XVIII los Borbones añadieron dos importantes construcciones, la Fábrica de China (1759) y el Observatorio Astronómico (1790).
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Por desgracia, durante la Guerra de Independencia, en 1812, las tropas británicas del General Hill se enfrentaron a las tropas francesas en una cruenta batalla que redujo a escombros la mayoría de dependencias del palacio y sus jardines.
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En 1815 Fernando VII ordenó arreglar algunos jardines y la construcción de nuevas depencdencias de recreo como el Palacio de San Juan, la Faisanera, la Pajarera, las casas Persa, del Pescador, el Labrador y los Contrabandistas, la Montaña Artificial y en 1830 la Casa de las Fieras. La novedad fue permitir a los madrileños la entrada a la parte del Real Sitio no reservada para la monarquía, con la observancia de una serie de normas de comportamiento.
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En 1841 fue cuando se decidió la completa restauración del parque. Se remodelaron los jardines, se restauro el Parterre, el embarcadero y el estanque de las Campanillas, se aumentó el arbolado y los plantíos, y se arreglaron los caminos y canalizaciones de agua.
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En 1865 la Corona cedió una parte de los terrenos del real sitio para edificar la barriada de Alfonso XII y durante el gobierno de la Primera República (1873) también fueron segregados los terrenos del antiguo Olivar de Atocha para crear el barrio de Pacífico. Pero no sólo se fue recortando la extensión de la antigua posesión real, nacionalizada durante el sexenio revolucionario (1868-1874) y denominada Parque de Madrid, sino que también por iniciativa del Duque fernán Núñez se decidió en 1874 abrir el paseo de coches con la consiguiente merma de espacios ajardinados y tala de árboles.
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Precisamente en el paseo de Fernán Núñez se sitúa la salida y meta de la Media Maratón.
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Desde entonces el Parque del Buen Retiro ha mantenido intactas sus dimensiones y entre sus instalaciones que no debemos dejar de visitar se encuentran el Estanque Grande con el monumento a Alfonso XII y el embarcadero, el palacio de Cristal, la antigua casa de fieras, la Rosaleda, el jardín de los ausentes, el Parterre, el Angel Caído… y tantos y tantos rincones y paseos.
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Para el final de esta serie de comentarios sobre el recorrido de la media maratón, quería dejar este hermoso lugar de Madrid. El punto desde todo va a comenzar. No sólo está carrera, sino el auténtico comienzo de nuestra preparación y el principio de la aventura. También el punto donde acabarán los veintiún kilómetros. El lugar que nos esperará después del esfuerzo y donde podremos disfrutar de las sensaciones del objetivo cumplido al atravesar la meta. A poco menos de 72 horas para el comienzo todo está preparado.
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Gracias una vez más por su paciencia y atención.
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Palacio de Cristal

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