viernes, 28 de agosto de 2009

Doce

Estadio Panathinaiko, Juegos Olímpicos 1896

Abebe Bikila, Maratón de Roma, 1960

George Mallory y Andrew Irvine, Everest, 1924


¿Por qué subir montañas? Porque están ahí.
Lionel Terray
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Doce. Del 17 al 23 de Agosto. Semana de carrera. La primera específica dentro de la preparación para Atenas.

Correr, como tantas otras cosas, llegó casi por casualidad. Quizás debido a la hiperactividad que de niño me llevaba a apuntarme a todo. A pesar de una lista de actividades repleta y los entrenamientos con el equipo de fútbol y de balonmano, enseguida me picó la curiosidad y decidí apuntarme a atletismo. Alguna forma habría de coordinarlo todo. Juegos escolares y carreras en pista durante unos uno años. De ahí, el paso al campo a través fue más natural. La distancia más larga y dejar aparte la monotonía de la pista me iba mucho mejor. Los años iban pasando, y ya sólo podía compaginar fútbol y atletismo. Siempre con salidas a la montaña. En fútbol daba para defender de titular el lateral izquierdo, uno más en el equipo. Mientras en atletismo siempre tenía algo más de protagonismo. Buenos puestos y algunas victorias en los campeonatos locales y provinciales de Ávila. De ahí a participar en los campeonatos de Castilla y León varios años consecutivos. El gusanillo de las carreras ya me había picado. Aunque mejor dicho, el gusanillo de salir a correr. Disfrutaba corriendo, no compitiendo. La competición no era más que una excusa.

De alguna forma que no recuerdo, comencé a meterme en el mundo de las carreras populares. Justo lo que yo buscaba. Seguramente porque eso era lo que de verdad me gustaba, correr por correr. Un montón de gente sin otro ánimo que correr, olvidando la competición, aunque a veces la clasificación de juveniles fuera más asequible. Las carreras de 10 o menos kilómetros enseguida llevaron al reto de completar una media maratón. Correr ya era una parte de mi vida. Las medias se iban sucediendo, y cada dos por tres tocaba viaje a Madrid. Me encantaban las carreras tan populosas.

Durante la universidad las carreras populares terminando por desaparecer. Luego la oposición. Correr quedó reducido a una actividad totalmente ociosa. Correr por correr. Por desestresarme, por mantenerme en forma. Entre medias sólo una San Silvestre Vallecana y a menudo parones con las rodillas maltrechas.

Nada más aprobar Javi volvió a picarme. “Tenemos que correr la Media Maratón de Ávila”. Muy poco tiempo de preparación y allí estábamos sufriendo de nuevo. Sufriendo y disfrutando. Esos antónimos que a menudo suelen ir tan unidos en esta afición. Poco a poco volvía a sentirme corredor.

Uno, desde niño, siempre tiene sueños. Alguna meta en el horizonte, algún sueño que cumplir. En mi caso, desde pequeño, siempre he soñado con correr un Maratón. Una Maratón, y un viaje al Himalaya. Por razones técnicas la maratón siempre ha estado más cerca. Y ahora al fin ha llegado el momento, después de tantos años.

Una conversación a finales del verano pasado, descartando la maratón de NY, que siempre estaba en nuestra cabeza, y poco a poco el plan adquirió forma. Destino Atenas. La mítica Maratón, la auténtica, con tiempo suficiente para prepararlo con garantías. Toda una aventura pasando por un viaje a Olimpia, a Delfos, a Atenas y las islas griegas. Insuperable. El nacimiento del blog. Las primeras salidas a correr. Las primeras carreras. El resto de la historia ya lo sabéis. Cada vez disfruto más de todo esto. De este sueño en equipo.

De momento ya estamos a doce semanas del objetivo. Semana 12. Marcada por la primera carrera específica. 12,3 kilómetros por caminos en Torrecaballeros, Segovia. IV Carrera del Esquileo. El martes 62 minutos por el Retiro. Miércoles vuelta al parque: 25´+ 25´de cambios de ritmo + 15´. Viernes 30´y estiramientos al anochecer en los caminos de Pajares, y el sábado a sufrir y disfrutar (siempre la misma antagonía) por los duros caminos cercanos a Segovia para terminar en 57´35´´. Objetivo cumplido. Un paso más. Marathon y Atenas pasaban también por los caminos de Segovia. Lección aprendida. Debemos de aprender a controlar la carrera y no que sea la carrera la que nos controla a nosotros. Comenzamos a preparar más en serio aspectos como la concentración y la mentalidad. Empezamos a trabajar sobre ello. ¿Por qué subir montañas? ¿Por qué correr un maratón? Quizás sólo por eso. Porque están ahí. Ya pasó la semana doce. Aún quedan once.

3 comentarios:

Celina dijo...

Da gusto que pese al tiempo transcurrido y que relatas conserves esta ilusión. Felicidades por el camino recorrido hasta ahora y ánimo para el que te queda por delante, y por supuesto te deseo que lo compartas feliz con los que quieres.

Filípides dijo...

gracias por los ánimos!

¡y sobre todo por tus visitas!

Ánimo con la recuperación!

Filípides dijo...

gracias por los ánimos!

¡y sobre todo por tus visitas!

Ánimo con la recuperación!