jueves, 21 de mayo de 2009

Tras los pasos de la Reina

(Próximo objetivo: III Leguas Castellanas del Camino de Santiago)


Lejos del asfalto y el ruido, entre el paisaje castellano dibujado de encinas y granito, hay caminos que encierran en la oquedad de su silencio y su quietud siglos de historia. Historia viva cinco siglos después del paso del cortejo fúnebre de Isabel I de Castilla, del envenenamiento del infante Alfonso, del caminar entre los hábitos de Santa Teresa, de las huellas de tantos peregrinos del Camino de Santiago o del recuerdo de algún pueblo abandonado.

El sendero recorre el interior de Castilla. En su silencio, en su tierra y en sus paisajes se encierra el pasado, la historia, las huellas de todos aquellos que por allí caminaron y el recuerdo de todos los momentos históricos que hace siglos allí se produjeron.

Recluida en Medina del Campo por un cáncer de útero, Isabel la Católica pasó sus últimos días en el Palacio Real de dicha localidad hasta su fallecimiento sobre el mediodía del 26 de noviembre de 1504. Isabel I de Castilla, reina de Castilla, de León, de Aragón y reina consorte de Sicilia, Reina “fundadora de España y madre de América”. Casada con Fernando el Católico, bajo su reinado Colón descubrió nuevos mundos tras desafiar a la gravedad, a los mapas y las creencias, se produjo la reconquista y germinó el futuro Reino de las Españas. Uno de los reinados más importantes y significativos de nuestra historia.

En Medina del Campo, durante sus últimos días, la reina dejó en su testamento el deseo de ser enterrada en Granada, y así, tras su fallecimiento y las primeras misas corpore presente, salieron los restos mortales de la ciudad castellana revestidos con el burdo y penitencial hábito franciscano austero, pero fuerte ataúd, por el cual "con una cama para asentar las andas, cobró novecientos setenta maravedíes el maestro de obras de carpintería de Palacio".

El ataúd y sus andas fue portado inicialmente por sus fieles criados y camareros y rodeado por un gran número de "damas y caballeros junto a sus más fieles servidores y miembros de la Corte", que le escoltarían hasta la ciudad de Granada, "sin detenimiento alguno" como la Soberana dispuso en su última y real voluntad. Y así partió el cortejo fúnebre que en 19 días alcanzaría la reconquistada Granada tras un camino plagado de penurias y calamidades según cuentan los cronistas de la época. El 18 de diciembre fue inhumada en San Francisco de la Alhambra, en una sencilla sepultura según su deseo, y posteriormente fue enterrada en la Capilla Real de Granada junto a su marido Fernando, su hija Juana y el marido de ésta, Felipe el Hermoso.

En la próxima carrera, nuestros pasos nos llevarán por los mismos senderos que recorrió el cortejo que trasladó el cuerpo de la Reina pero en sentido contrario. Entre Narrillos de San Leonardo y Cardeñosa. Justo por los mismos caminos que los peregrinos recorren desde el siglo I en su caminar hasta Santiago de Compostela..
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El sendero ahora nos espera. En nuestra carrera nos acompañará, nos susurrará secretos e historias, y quizás, a lo lejos, nos permita descubrir la silueta del cortejo fúnebre de la Reina o la sombra de algún peregrino que camina hacia la tumba del apóstol. En estos tiempos en los que no existen límites a la hora de viajar, el camino nos ofrece varios viajes, el personal, el reto físico, el histórico. El sendero y la historia ahora nos esperan a nosotros.


El testamento de Isabel la Católica, Eduardo Rosales

1864, Museo del Prado

“Ordeno a mis testamentarios que mi cuerpo sea, con la mayor celeridad posible, vestido con el hábito franciscano y enterrado en el Monasterio de San Francisco de Asís de la Alambra de Granada. Pero si llegado el día de la muerte de mi marido este dispusiera de otro lugar para su descanso eterno, deseo que sea trasladado mi cuerpo junto a él, como prueba del amor que nos ató en vida y que, si Dios quiere, nos seguirá uniendo en el cielo. Para mi muy querido hijo, mi ángel Juan, encargo construir una sepultura de alabastro en el monasterio de Santo Tomás de Ávila, dónde reposa su cuerpo. Deseo que mis obsequias sean sencillas, para que todo lo que se ahorre en mis pompas fúnebres ser dado en vestuario a los pobres, para que rueguen por mi alma a Dios.”

Extracto del Testamento de Isabel la Católica, 1504

2 comentarios:

FeliscatuS dijo...

Ey!! Ya he visto que conseguiste poner lo de las fotos, y qué bien queda! Qué velocidad lleva esto, cada vez que vuelvo tengo para un ratito de lectura jeje

un abrazo, y a seguir así!!

Miguel dijo...

gracias por las visitas!y por las felicitaciones!!

poco a poco va cogiendo forma el blog!jejeje

un abrazo!