martes, 19 de mayo de 2009

El Cetro de Ottokar



La luz de la mesilla refleja una tenue luz sobre la habitación casi dormida. Es noche de sábado y hay que apurar las horas de sueño que aún quedan después de un fin de semana de San Isidro plagado de celebraciones. La mañana del domingo traerá una nueva media maratón y hay que descansar todo lo posible. Rara vez consigo dormir sin leer un rato antes, pero hoy doy descanso a novelas y poemarios, y sólo me acompaña un divertido cómic de Tintín.

La medianoche se acerca y, mientras Cris ya duerme, en duermevela sueño con Tintín recorriendo las tierras de Syldavia junto a Milú y al Capitan Haddock en busca del profesor Tornasol. Las aventuras del intrépido reportero que se mezclan con las nuestras propias. Syldavia que adquiere el aspecto de Ávila, con su suelo adoquinado y calles estrechas presididas por la Muralla y la catedral. La mañana de cielo azul que empieza a tomar un ligero colorido gris plagado de nubes que amenazan lluvia en el horizonte pero que terminará respetándonos. Los preparativos iniciales, colocar los dorsales, el chip, las fotos de rigor, calentar un poquito y los ánimos de las que siempre están, de nuestras chicas.

La carrera no tiene nada que ver con Madrid. Una zona de salida con sólo seiscientos participantes y todo transcurre tan rápido que enseguida ya estamos corriendo. Los nervios de la salida, el teléfono en mano y gritos para que nos preparen la glucosa que a Javi se le había olvidado coger. Sin darnos cuenta vamos disparados. Cuatro kilómetros en dieciséis minutos, sin darnos cuenta de que ese no es nuestro ritmo.

La carretera enseguida empieza a tomar forma de subida. Corremos solos. Sin grupos ni rodeados de gente, por lo que hoy parece que hay que correr el doble que en la anterior prueba. Y más si tenemos que pagar la gallardía de los primeros kilómetros. Además el trazado es muy exigente y nos exprime al máximo. Nada que pueda detener a este equipo. Nada que nos enseñe algo que sabemos ya: que sabemos sufrir. Todo lo que sea necesario. Pero que cuándo eso ocurra apretaremos los dientes, correremos codo con codo y esperaremos juntos un momento mejor, que seguro que vendrá.

Además hoy contamos con el mejor de todos los doppings posibles. Mónica y Cristina están por muchos puntos de la carrera, y sus ánimos, sus aplausos, su sola presencia, al igual que la de toda nuestra familia nos lleva en volandas. Ventajas de correr en casa.

El recorrido sigue siendo duro, pero nosotros aún lo somos más. Comenzamos a bordear la muralla justo en el kilómetro dieciocho, allí dónde están los nuestros dándonos unos ánimos decisivos. Como valientes volamos buscando la última cuesta. Allí todo vale. Apretar los dientes, luchar, escuchar los ánimos de Javi, pedir los aplausos a unos excursionistas. Correr. Soñar. Escalar. Esta cuesta me debía una y hoy me la pensaba cobrar.

La llegada a la cima, a la meta, es genial. Los ánimos y aplausos erizan la piel. La pancarta de meta hace olvidar todo. Terminamos, con un tiempazo, igual que empezamos, abrazados, rodeados de los nuestros.
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La duermevela me sigue atrapando en una viñeta junto a Tintín. Consigo estirar el brazo y apagar la luz de la mesilla. Robo un beso a la mejilla dormida de Cris y me dispongo a soñar de nuevo. Con el lejano país de Sildavia, con Viajes a la Luna, con aventuras en forma de carrera y el Cetro de Ottokar. Es medianoche del domingo. Mañana día laborable. Todo ha parecido un sueño. Pero que nos quiten lo bailado.


Preparativos en la salida

Avituallamiento kilómetro 10

km 18

línea de meta

No digas que no fue un sueño...

2 comentarios:

Javi dijo...

Siempre dicen que una imagen vale mas que mil palabras, y desde luego que es totalmente cierto. Viendo la foto de nuestra llegada a meta, me faltan las palabras para describir todo lo que siento. Esa imagen captada por la espalda, con el magnifico tiempo que hicimos sobre nuestras cabezas, abrazados, terminando el enorme esfuerzo que hicimos.....me emociona. Con esa foto se resume todo, dedicación, compañerismo, amistad, esfuerzo,alegria, sufrimiento....todo lo que podais imaginar, pero sobre todo seguir soñando. Gracias por poder participar en este sueño, gracias.

Miguel dijo...

nada más que añadir, amigo,

nos quedaremos ya con nosotros el recuerdo, y la foto!