miércoles, 18 de marzo de 2009

Yo estuve bajo la estrella polar


"Las pasiones humanas son un misterio: quienes se dejan arrastrar por ellas no pueden explicárselas y quienes no las han vivido no pueden comprenderlas. Hay seres humanos que se juegan la vida por subir a una montaña. Nadie, ni siquiera ellos, pueden explicarse realmente por qué…"

La historia interminable, Michael Ende

Pasiones, sueños, aventuras.

Locuras, ilusiones, esperanzas.


Cada domingo por la noche, siempre me quedaba fijo ante la televisión viendo el principio de cada capítulo de “Al filo de lo imposible”, todo un canto al espíritu aventurero, al romanticismo de los primeros exploradores, alpinistas y deportistas que dieron su vida por un nuevo paso, un nuevo descubrimiento, una nueva aventura.


Cada uno a su manera enfrentándose a la gran aventura de su vida. Ascender un 8.000, recorrer todo el Himalaya, atravesar sin más ayuda que la de uno mismo el Polo Sur o alguno de los más vastos desiertos. Subir hasta lo alto de la montaña más difícil, descender los ríos más peligrosos, recorrer el mundo en bicicleta, o a pie. O simplemente recorrer los pasos de los primeros exploradores. Siempre con la aventura y el romanticismo como bandera.


Ahora, salvando las distancias, nos toca a nosotros enfrentarnos a la gran aventura de nuestra vida. No vamos a arriesgar nuestra vida recorriendo el Karakorum o surcando grande océanos, pero si vamos a intentar culminar una auténtica aventura. Viajar hasta el Peloponeso, cuna de la gran civilización clásica y atravesar corriendo los 42,195 kilómetros que separan la ciudad de Marathonas de Atenas, para terminar entrando victoriosos en el estadio donde se disputaron las primeras olimpiadas de la época moderna. Sin más ayuda que nuestras piernas, nuestra experiencia y esfuerzo recorreremos los pasos que en su día llevaron a Filípides a cantar ante los atenienses la victoria en la batalla. Correremos la maratón entre las musas, dioses y héroes que habitan las colinas griegas cerca del Olimpo, del mar Egeo y lejos de la vida terrenal.


Y es que al final que es la vida sino una aventura.Cuando todo termine recordaremos sin duda el viaje. Podremos sonreír mientras pensamos que nuestro esfuerzo nos ha llevado junto a nuestros sueños. Podremos volver a sonreír y recordar que un día lo conseguimos, que un día estuvimos bajo la estrella polar.

“¿Hemos vencido a un enemigo? A ninguno, excepto a nosotros mismos. ¿Hemos ganado un reino? No, y no obstante sí. Hemos logrado una satisfacción completa, hemos materializado. Luchar y comprender, nunca el uno sin el otro, esta es la ley.”


Mallory, escalador británico supuestamente primero en ascender el Everest

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