Al coger la línea de metro número 1, en el trayecto que une las estaciones de Iglesia y Bilbao, el tren atraviesa a toda velocidad una estación fantasma. En este punto, el eco del triquitraque del vagón se hace más profundo, y de pronto, por unos instantes, a través de los cristales, pueden verse los andenes vacíos, iluminados espectralmente por la luz del tren. Los niños se pegan a los cristales para contemplar ese momento cegador y mágico: la aparición de la estación fantasma; y entre los oscuros escombros creen vislumbrar sombras extrañas pegadas a las paredes, escurridizos habitantes del submundo.
Hasta los años setenta, en la Plaza de Chamberí hubo una boca de metro, que hoy, dada la cercanía de las más populosas entradas de metro de Iglesia y Bilbao, permanece cerrada.
Hablar de Madrid, y del sentimiento castizo, es hablar del distrito de Chamberí.
La carrera del próximo Domingo va a llevarnos a atravesar esta parte tan conocida de la ciudad. Desde la lujosa calle de Almagro a la Plaza de Alonso Martínez. Desde la calle de Santa Engracia, pasando por las plazas de Chamberí e Iglesia, hasta la glorieta de Cuatro Caminos.
Durante la Edad Media, estos terrenos, que pertenecieron a la Orden del temple, y que posteriormente fueron utilizados por los miembros de la Corte para realizar cacerías, estaban cubiertos de bosques, hasta que durante el reinado de Carlos V se convirtieron en dehesas y huertas.
Hacia principios del siglo XIX el sector agrícola pierde importancia y empiezan a aparecer las primeras industrias, entre las cuales destaca la dedicada a la fabricación de ladrillos y tejas. Es en este momento cuando empiezan a construirse las primeras casas para alojar a los trabajadores y se trazan paseos y arbolados. Entre los paseos que se construyen destaca el camino de Hortaleza, actual calle de Luchana, el del Cisne, actual calle de Eduardo Dato y el de las Delicias de Isabel II, actual Paseo de la Castellana. El ambiente de esparcimiento alrededor de éstos paseos, propicia la aparición de quintas de recreo como la del Marqués de Santiago en la actual Plaza de Chamberí.
Se dice que durante la ocupación de las tropas francesas de Napoleón en España, se formó un campamento militar (cuartel) en lo que actualmente sería la plaza Chamberí que ellos llamaron «Chambèry», y que de ahí vino a tomar el nombre tan madrileño barrio. Las historias cuentan que los mismísimos Daoiz y Velarde junto con una pequeña milicia formada por madrileños del barrio y alrededores se enfrentaron a los soldados de este «cuartel» subiendo desde Malasaña y Tribunal por la actual calle Luchana durante los sucesos del día 2 de Mayo.
El distrito nació como arrabal industrial, alternando con las fincas de recreo. En 1850, además de los tejares y yeserías (que eran la actividad mayoritaria), había en Chamberí quince fábricas, entre ellas la Fábrica de Tapices, varias de productos químicos y las famosas fundiciones de Sandorf y de Buenavista. Por ello recibían sus vecinos el nombre de «chisperos», eternos rivales en casticismo con los vecinos de Lavapiés, los «manolos».
Hoy, es uno de los barrios más importantes de la ciudad, que alterna viviendas con plazas y amplios paseos, además de contar con mucha superficie no edificable al albergar las instalaciones del Canal de Isabel II. Junto a estas instalaciones, se levanta el viejo estadio de Vallehermoso, el mítico estadio de atletismo que durante más de 50 años contempló las más importantes pruebas atléticas que se celebraban en la capital.
Nuestra media maratón antes terminaba en este bonito estadio. Allí, hace más de diez años, cuando yo era un joven atleta, terminé esta carrera de la que guardo tantos buenos recuerdos con una marca impensable para la actualidad. Allí, como espero que ocurra este domingo disfruté muchísimo corriendo por las calles de Madrid.
Este domingo, nos pondremos nuestros vestidos de chulapos para marcarnos un chotis por las calles de Madrid. Este domingo atravesamos el barrio de Chamberí.
Hasta los años setenta, en la Plaza de Chamberí hubo una boca de metro, que hoy, dada la cercanía de las más populosas entradas de metro de Iglesia y Bilbao, permanece cerrada.
Hablar de Madrid, y del sentimiento castizo, es hablar del distrito de Chamberí.
La carrera del próximo Domingo va a llevarnos a atravesar esta parte tan conocida de la ciudad. Desde la lujosa calle de Almagro a la Plaza de Alonso Martínez. Desde la calle de Santa Engracia, pasando por las plazas de Chamberí e Iglesia, hasta la glorieta de Cuatro Caminos.
Durante la Edad Media, estos terrenos, que pertenecieron a la Orden del temple, y que posteriormente fueron utilizados por los miembros de la Corte para realizar cacerías, estaban cubiertos de bosques, hasta que durante el reinado de Carlos V se convirtieron en dehesas y huertas.
Hacia principios del siglo XIX el sector agrícola pierde importancia y empiezan a aparecer las primeras industrias, entre las cuales destaca la dedicada a la fabricación de ladrillos y tejas. Es en este momento cuando empiezan a construirse las primeras casas para alojar a los trabajadores y se trazan paseos y arbolados. Entre los paseos que se construyen destaca el camino de Hortaleza, actual calle de Luchana, el del Cisne, actual calle de Eduardo Dato y el de las Delicias de Isabel II, actual Paseo de la Castellana. El ambiente de esparcimiento alrededor de éstos paseos, propicia la aparición de quintas de recreo como la del Marqués de Santiago en la actual Plaza de Chamberí.
Se dice que durante la ocupación de las tropas francesas de Napoleón en España, se formó un campamento militar (cuartel) en lo que actualmente sería la plaza Chamberí que ellos llamaron «Chambèry», y que de ahí vino a tomar el nombre tan madrileño barrio. Las historias cuentan que los mismísimos Daoiz y Velarde junto con una pequeña milicia formada por madrileños del barrio y alrededores se enfrentaron a los soldados de este «cuartel» subiendo desde Malasaña y Tribunal por la actual calle Luchana durante los sucesos del día 2 de Mayo.
El distrito nació como arrabal industrial, alternando con las fincas de recreo. En 1850, además de los tejares y yeserías (que eran la actividad mayoritaria), había en Chamberí quince fábricas, entre ellas la Fábrica de Tapices, varias de productos químicos y las famosas fundiciones de Sandorf y de Buenavista. Por ello recibían sus vecinos el nombre de «chisperos», eternos rivales en casticismo con los vecinos de Lavapiés, los «manolos».
Hoy, es uno de los barrios más importantes de la ciudad, que alterna viviendas con plazas y amplios paseos, además de contar con mucha superficie no edificable al albergar las instalaciones del Canal de Isabel II. Junto a estas instalaciones, se levanta el viejo estadio de Vallehermoso, el mítico estadio de atletismo que durante más de 50 años contempló las más importantes pruebas atléticas que se celebraban en la capital.
Nuestra media maratón antes terminaba en este bonito estadio. Allí, hace más de diez años, cuando yo era un joven atleta, terminé esta carrera de la que guardo tantos buenos recuerdos con una marca impensable para la actualidad. Allí, como espero que ocurra este domingo disfruté muchísimo corriendo por las calles de Madrid.
Este domingo, nos pondremos nuestros vestidos de chulapos para marcarnos un chotis por las calles de Madrid. Este domingo atravesamos el barrio de Chamberí.
Gracias por su atención.
(información histórica: wikipedia)
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