lunes, 15 de diciembre de 2008

Begin the beguine (Volver a empezar)

El nuevo sitio de mi recreo
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El invierno alarga ciertos rituales. El frío obliga a prolongarlos, a estirarlos para protegerse bien de las bajas temperaturas. En invierno, el ritual de vestirse antes de salir de casa se prolonga en el tiempo. Antes de salir a correr, y de abajo a arriba, los calcetines con las zapatillas, las mallas largas, camiseta interior, camiseta térmica y cortavientos, guantes, y un buff para proteger el cuello y en caso de mucho frío cubrirse las orejas con él. El viernes, este ritual vuelve a producirse. Despacio, sin prisas, saboreando cada instante. Como si fuese la primera vez. Volver a empezar.

A toda la vestimenta se une esta vez un nuevo componente. Una cinta para la rodilla que sujete la rótula y me deje correr sin dolor. Un gran invento que funciona perfectamente.

A las seis de la tarde la noche ya ha caído sobre la ciudad, y una enorme luna llena se levanta sobre un Madrid que ya se prepara para el fin de semana. Andar hasta el Canal de Isabel II y una vez allí comenzar a correr. Las instalaciones deportivas del canal y sus jardines están rodeadas por una pista de tartán de 1.200 metros de longitud. Un recorrido circular lleno de gente paseando y corriendo. El típico circuito que no me gusta nada pero que esta vez me parece el paraíso. La decisión no es casual. El tartán, como si fuera una moqueta, acolcha cada paso, amortigua cada golpe de las articulaciones con el suelo. Y al tiempo es un buen lugar para correr sin tener que parar en semáforos o cruces, sin ninguna cuesta y donde poder retener el ritmo para no lanzarme.

Nervios. Antes de comenzar estoy muy nervioso. Alterado. Deseando comenzar. Unas primeras zancadas dubitativas y poco a poco el cuerpo comienza a responder. Una zancada, otra, otra… la superficie blandita hace parecer que estés corriendo por un campo de algodón. Ligeras molestias en la rodilla, pero buenas sensaciones. Otra zancada, otra, otra… cada vez más rápido y enseguida me veo teniendo que disminuir el ritmo. Sin darme cuenta ya va una vuelta, un poco más y tengo que pararme para comenzar poco a poco, sin precipitaciones. Aún no he comenzado a sudar, y las sensaciones son muy buenas a pesar del pequeño dolor. Paro en el kilómetro y medio. Poco más de siete minutos. Suficiente para terminar con una sonrisa y volver a casa con ella.

De camino de vuelta me quito la cinta de la rodilla. El dolor sigue ahí, pero en la medida de lo posible ya no voy a darle más oportunidades. Esta tarde, lunes, volveré al circuito a probarme en tres kilómetros. Confiemos en que los contratiempos no vuelvan a aparecer…

Camino de Atenas.

De momento volvemos a empezar. Con una sonrisa.
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(Volver a empezar (begin the beguine), José Luis Garci, Óscar mejor película extranjera 1982)





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