In memoriam

Muchas veces no hace falta hablar el mismo idioma para entenderse. Para conocerse. Para que cada uno conozca todo del otro. Hasta el punto de hacerse amigos, parte de la familia. Ni siquiera hace falta hablar. Simplemente puede valer que uno maulle y el otro hable. Bastan unas miradas, unos juegos. Basta muy poco para ser cómplices.

Todos estos años siempre estaba ahí. Muchas veces sin hacer ruido, dormida, en silencio. Otras muchas dejándose oir. Que tenía su genio. Maullando en la noche, frente al comedero, buscándote para jugar, o arañando la puerta cerrada del dormitorio para colarse contigo en la cama bajo las mantas. Siempre estaba ahí.

Bastaba abrir la puerta y la veías venir corriendo a buscarte, arrastrando el sonido de su cascabel. Siempre estaba ahí. Tranquila mientras te esperaba sentada a que salieses de la ducha, o nerviosa maullando mientras la ponías su comida favorita. Tranquila sentada entre todos mientras charlábamos en la cocina como una más de la familia. Ronroneando nerviosa mientras la cogías y la acariciabas.

Una mirada cómplice. Los ojos entre abiertos mientras levantaba la cabeza en busca de una caricia. Su forma de tumbarse en el suelo para que la acariciases la tripa. Las uñas que te clavaba para que la dieses algo de comer mientras estabas sentado a la mesa. Su forma de estirarse. Su manera de enrollarse para dormir. La forma en que siempre intentaba chuparte las manos, sus ganas de jugar, de estar acompañada.

Todas esas noches acurrucada a los pies en la cama. Todas aquellas horas bajo el flexo acompañándome mientras estudiaba. Tanta compañía. Todos los buenos momentos. Los sustos que nos ha dado y como siempre se ha empeñado en seguir adelante. Tantos momentos de complicidad.

Tantas y tantas cosas.

King, ya se te echa mucho de menos.

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P.D. Perdonar que me haya salido del tema del blog… Hoy otros 50 minutos de carrerita, pero eso era ahora lo de menos.